"No tememos demasiado", declaró
(el miembro de una brigada de la policía política),
"a todos los socialistas, anarquistas, ateos y revolucionarios,
pues los vigilamos y estamos al corriente de sus hechos y
de su conducta. Pero existe entre ellos una categoría especial,
en verdad poco numerosa,
que son los que creen en Dios, sin dejar de ser socialistas.
A éstos son a los que tememos más que a ninguno,
pues constituyen una mezcolanza dudosa.
El socialista cristiano es más peligroso que el socialista ateo"
TEOLOGíA DE LA LIBERACIóN: NUEVAS PERSPECTIVAS
HACIA UNA NEO TEOLOGíA DE LA LIBERACIóN
1. ¿Cadáver sin enterrar o corriente oculta?
En este final/comienzo de Milenio (según la manera de contar de la
"civilización" cristiana, porque en otras rigen criterios
diferentes), se torna interesante hacer un balance de la Teología de la
Liberación (TL), ante la formulación de nuevos horizontes que se detectan.
Hay quienes piensan que la TL ha muerto, que fue un fenómeno cultural (religioso) estrechamente unido a la Guerra Fría y al mundo bipolar post-1945, post-Yalta-Postdam. Acabado ese "mundo" (cuyo símbolo fue la caída del Muro de Berlín, en 1989) no tendría ya más sentido hablar de TL.
Otr@s creen que fueron las instituciones oficiales cristianas (aliadas a intereses políticos y económicos de los Estados imperialistas e instituciones macroeconómicas) las que mediante represión (que incluye también asesinatos y tortura) lograron acabar con esta prometedora forma de vivir lo religioso en un contexto de opresión y muerte con lo fue -y es todavía- América Latina.
Para ambas opiniones, la TL, por diferentes razones, estaría muerta y bien muerta, quedando por aquí y por allá algún cadáver por enterrar (de la misma manera que Nietzsche hablaba de que "Dios ha muerto" y que era un cadáver sin enterrar...).
Algunas autoridades de la Iglesia Católica parecen entenderlo así, que la TL está muerta o, al menos, en estado de coma. Y se alegran profundamente de ello. "¡Por fin se consiguió controlar la TL!". Menos mal...
2. Otras posibles lecturas
Sin embargo, otra gente piensa que las cosas son más complejas. En efecto, el que haya terminado esa confrontación Este-Oeste (al menos de la manera en que se dio, porque últimamente se ve que este conflicto también persiste: véase la Guerra de Kosovo), y sobre todo la bipolaridad hegemónica entre EUA y la ex-URSS, no implica ipso facto que hayan terminado los problemas importantes de las relaciones humanas internacionales.
Es ya muy repetido que la "verdadera" confrontación no era entre Este-Oeste, sino entre Norte-Sur, es decir, entre países ricos y países pobres. Con otras palabras, entre un 20% de la Humanidad (de la que el 1 y el 5% es extremadamente rico y poderoso) y el 80% restante, que se arrastra entre la pobreza y la extrema pobreza o miseria.
Esto significa hoy que una pequeña parte de la Humanidad (entendida como en la parte Norte del Hemisferio) se "especializa" en ganar, en acumular fabulosas cantidades de capital, de control del Mercado (a través de las Transnacionales y sus mecanismos), de tecnología de punta, de robotización de las cadenas productivas y sobre todo de la generación de enormes cantidades de capital a través de mecanismos financieros-especulativos, "libres" aparentemente de toda referencia empírica a la producción, acumulan los mecanismos de poder y el control de la comunicación (aspecto muy importante hoy, como veremos a continuación), entre otras muchísimas cosas más. Son l@s que tienen "éxito", l@s ganadores/as.
Por el contrario, otra parte enorme de la Humanidad se "especializa" en perder, en carecer de todo: poder, dinero, empleo, saber tecnológico especializado, dominio de la información, salud, vivienda, alimentación, vestido, ocio... Son l@s perdedores/as, l@s "desheredad@s" de la Historia.
Pues bien, esta situación no ha cambiado estructuralmente desde hace treinta años, desde los inicios conscientes de la TL. Por el contrario, las diferencias se han agrandado, según los diversos informes macros de grandes organismos internacionales. O sea, que se ha degradado y agravado el abismo que separa a los más poderosos de los más carentes.
Otra cuestión importante es que en el Hemisferio Sur, el Hemisferio de l@s pobres (para simplificar), se da la mayor extensión cuantitativa de las creencias religiosas. Correcta o incorrectamente, son l@s pobres y excluid@s quienes alcanzan las mayores cuotas de religiosidad actuante. El universo simbólico de l@s pobres es, ante todo, un universo religioso (malévolamente, algunos dirían que por eso se mantienen en la pobreza...).
Por lo tanto, al igual que hace treinta años atrás (y algunas décadas e, incluso, siglos) en el denominado "Tercer Mundo" se sigue dando la conjunción de (1) extrema pobreza y (2) concepción y vivencia religiosa de la vida. En el caso de América Latina (AL), esto ha sido particularmente intenso. Sentirse pobre y oprimid@ y creyente cristiano era casi lo mismo en AL. De modo, que aquí estaban dadas las condiciones, al decir de los teólogos de la liberación de hace treinta años, para generar lo que ha sido el movimiento de la TL. Y según observamos también, esos mismos fenómenos se siguen dando hoy, así que las condiciones para la TL siguen estando presentes. Pero las cosas no son tan mecánicas, desde luego...
Volveremos sobre un análisis de la realidad más promenorizado un poco más adelante.
3. Las intuiciones centrales de la TL
A nuestro modesto modo de ver, hubo siempre en la TL dos intuiciones centrales, entrelazadas, entre otras varias y más allá de los diversos contenidos que generó. Diríamos que fueron las siguientes:
(1) Una espiritualidad
(2) Una metodología
Insistimos en la idea de que ambos aspectos están entrelazados, y que no se pueden separar el uno del otro. No son cuestiones teóricas, sino ante todo vivenciales.
3.1. Con el vocablo 'espiritualidad' queremos resaltar lo que es lo más profundo en las opciones que alguien defiende, lo que anima toda su vida, el centro y el núcelo de su pensar, sentir, decir y actuar, el "corazón" de su caminar en la vida (otr@s hablan de 'mística', como término similar)
En este sentido, la TL dio origen a una peculiar espiritualidad. Fue ante todo y sobre todo una espiritualidad. ¿Cómo la podríamos caracterizar?
Lo central de ella fue la opción por los pobres. ¿Qué quiere decir esta expresión? Significa que se hace una elección: se prefiere a l@s pobres (como l@s elegid@s de Dios). Se relee la Biblia entera y se descubre que esa preferencia fue desde siempre por el Dios de la Biblia, un Dios que no se manifiesta a través de los ricos y poderosos, sino del pueblo, de los humildes y de l@s marginad@s por los poderes dominantes. No porque l@s pobres sean mejores éticamente que los ricos (normalmente, pensamos que sí lo son), sino porque son pobres, colocad@s al margen de la sociedad, de los templos, de las plataformas de poder (económico, político, social, cultural...), al margen de todo y de la vida.
'Israel' se tranformaba así en símbolo de l@s y los marginad@s en tanto que pueblo humilde y despreciado por los demás poderes de la época. Un pueblo que se va constituyendo en un proceso desde abajo, aunque las tentaciones de "ser como los demás" siempre estuvo presente también. Ese Dios era un Dios exigente, no un Dios populista. Era capaz de criticar, desde los profetas, no sólo la culpabilidad principal de los reyes, sino también cómo la corrupción alcanzaba también al pueblo y a sus relaciones sociales.
En el contexto se AL y de todo el mundo, siempre hubo prelados y clérigos que tenían sensibilidad por l@s pobres. El problema es que eso se hacía de una manera paternalista, sensiblera, asistencialista, sin tocar las estructuras creadoras de injusticia y verticalismo social. Se trataba de ganarles el corazón a los ricos, para hacer "caridad" a los pobres. Así, los ricos salvaban sus almas codiciosas y los pobres agradecían a Dios por la misericordia de los ricos, no se rebelaban (¡esto era un pecado grave!) y... ¡todo seguía igual!
El compromiso espiritual por l@s pobres de la TL levantó, por el contrario, el tema clave de los cambios estructurales. Tenía a la base las reflexiones que en economía política, en politología, en sociología y en psicología social se venían haciendo. Especialmente importante para la TL fue la 'teoría de la dependencia', aunque tuviera varias tendencias, unas más burguesas (progresistas) y otras más radicales (marxistas). Pero el uso de la categoría de 'pobre' en la TL no era mayoritariamente sinónima de la de 'proletariado' en el marxismo. Abarcaba también a los sectores más marginados de los procesos productivos (al "lumpen") y su visión era más de afirmar la libertad de la opción y no tanto la férrea "necesidad dialéctica" del cambio revolucionario.
Para el análisis de la realidad predominaron autores como el mismo Marx, Engels, Lenin, Gramsci, Althusser, Paulo Freire, Eduardo Galeano, entre otros, así como las propias experiencias de l@s cristian@s comprometid@s, clérigos, religios@s o laic@s en los ámbitos de trabajo popular. La TL fue una espiritualidad clave para tantas opciones personales, grupales y colectivas de trabajo popular. No sé si hubo otro colectivo que apostara tanto en el trabajo de base como la Iglesia identificada con l@s pobres.
Pero una pregunta es importante aquí: ¿quién hacía la opción por l@s pobres? La respuesta inmediata es que l@s que no eran precisamente pobres... Así que se empezó a teñir esto con ciertos adjetivos para suavizar la cosa. Se empezó a hablar de que no era una opción exclusiva, sino preferencial. Es decir, que l@s ricos también podían salvarse. Los más conscientes del problema decían que sólo si dejaran su egoísmo de clase y participaran enteramente en los procesos populares (esto es, que hicieran una opción de clase). Los más radicales decían que Jesús vino para l@s pobres, pero sólo los ricos como Zaqueo que se "convirtieran" (es decir, que optaran por l@s pobres) podrían alcanzar la salvación...
Sin embargo, con el tiempo se empezó a ver que l@s pobres debían hacer una opción por ell@s mism@s. Así que, la opción por l@s pobres se universalizó. Es decir, l@s pobres también estaban amenazad@s por la introyección de los esquemas dominantes del poder. L@s pobres eran habitad@s por sus dominadores. La gran ayuda aquí fue la de Paulo Freire y de su "pedagogía conscientizadora", como método fundamental para el trabajo popular.
3.2. Con esto, entramos en el aspecto segundo, el del método de la TL. La TL impulsaba una acción desde una espiritualidad del compromiso y la justicia social. Pero, por eso mismo, implicaba un método de trabajar y de pensar. Diríamos más, de situarse ante la vida y seguir un determinado camino. Este camino era el clásico 'ver-juzgar-actuar' (en terminología de Clodovis Boff eran las tres mediaciones: mediación socio-analítica, hermenéutica y práctica) .
El método suponía comenzar por el análisis (científico) de la realidad. Lo importante aquí es que, epistémicamente, la realidad entraba también en la Teología. No se empezaba por la Biblia ni por el estudio de documentos episcopales o eclesiales, sino por las "demandas de la realidad". Se empezaba un@ preguntando: ¿Qué está ocurriendo? ¿Cuáles son los hechos más significativos de la realidad social (a nivel económico, político, social, cultural)? ¿Cuál es el problema fundamental?
Esto podía implicar partir del conocimiento que tenían las propias comunidades de "lo que estaba ocurriendo". Esos teólogos no eran teólogos de gabinete (o por lo menos, no lo intentaban ser), sino gente en permanente interacción con las realidades del pueblo (en diversas formas). Así, que los teólogos conocían de manera directa esos problemas del pueblo . Y hasta las sufrían. Algunos son incluso mártires.
Esos teólogos pretendían entonces analizar científicamente esos problemas por medio de las ciencias sociales. Para eso recurrían a los especialistas en estas áreas (o bien, mejor, en un trabajo en equipo). Buscaban aquellas teorías explicativas que mejor pudieran dar cuenta de lo real, de esos problemas múltiples que los pobres enfrentaban en sus vidas cotidianas: pobreza, miseria, hambre, impotencia, exclusión, racismo, etc.
Así, la teología partía metodológicamente del mundo real. Además, se quería romper la frontera académica de la teología. Había unos teólogos profesionales, pero la teología debía hacerse colectiva: l@s "cuadros intermedios" (sacerdotes comprometidos, religios@s en barrios, laic@s militantes) eran también 'teólog@s' porque la teología es de tod@s y no un privilegio clasista de los teólogos académicos. Lo interesante es que muchos de estos últimos se sintieron empujados a un mayor contacto y con-vivencialidad con l@s pobres y oprimid@s.
Después del análisis de la realidad venía la formalidad teológica, en sentido estricto. Es decir, se buscaba interpretar (labor hermenéutica) esa realidad a la luz de la fe. Se leía bíblico-teológicamente este "texto real", intentando ver qué claves de entrada nos daban hacia el ámbito bíblico-teológico . Entonces, la cuestión era ver qué decía Dios sobre ese hecho que estábamos analizando. Se recurría a la Biblia, a los textos eclesiales de las diversas tradiciones, a los escritos teológicos... En otras palabras, se buscaba una "iluminación" desde la fe de lo que estaba ocurriendo.
Finalmente, la mediación práctica. No se trataba de pasar de una idea a otra, de un problema a otro en una "logomaquia" académica, sino de aterrizar en la práctica. Se partía de una práctica, se analizaba la realidad donde se daba esa práctica, se buscaban los fundamentos teológicos y se concluía en una estrategia pastoral para transformar esa situación. El punto de partida podía ser más estricto o más amplio (en función de la problemática que estábamos analizando) , pero siempre se buscaba llegar a un accionar que transformara positivamente la situación.
Es decir, era imperativo encontrar estrategias y tácticas pastorales de acción para la superación de los problemas. Había que recurrir entonces a mediaciones sociales y eclesiales. Los problemas se debatían en las comunidades, que podían tener acciones como tales, pero también se recurría a las diversas organizaciones populares que canalizaban esos problemas de una manera operativa (comités de barrio, sindicatos, partidos de izquierda...). La cuestión 'fe-política' ocupó entonces un lugar muy importante. Se trataba de lograr una efectividad a los graves problemas planteados y se veía que l@s cristian@s sol@s no los podían resolver como tales. O mejor, no eran suficientes las instituciones eclesiales para solucionar determinados problemas, aunque quienes estuviesen en Iglesias, comunidades de barrio y organizaciones populares fueran casi tod@s (por no decir tod@s) cristian@s, de militancia o de referencia.
Efectivamente, hubo sus diferencias. Dependía del grado de "concientización" de cada comunidad y de l@s individuos en concreto. Hubo toma de posiciones y prácticas muy radicales, pero había también comunidades que estaban en un proceso de iniciarse en esta espiritualidad-metodología, con muchas dudas todavía o con diferentes grados de compromiso de sus componentes. Con todo, la idea era de remitirse a la práctica. La fe era concebida básicamente como una fe transformadora. Un objetivo central era, por lo tanto, "construir Reino", es decir, éste pasaba por cambiar las estructuras sociales injustas en otras solidarias y fraternas/sororales.
Todo esto no es algo pasado, sino que se sigue dando hoy todavía en AL, aunque vamos a analizar los cambios. Nuestra experiencia personal, aunque no muy extendida, fue más bien en Brasil, donde parece que esto funcionó con altos grados de realidad (aunque no todo lo que se hablaba era tan fuertemente real en las prácticas cotidianas...). En otros lugares, la cuestión variaba, aunque se extendió por toda AL. No era necesariamente una práctica católica, porque también comenzó a interesar a bastantes sectores protestantes.
Las breves líneas anteriores creemos que relatan introductoriamente lo básico de lo que era esta nueva manera de hacer teología.
4. ¿Etapas en la teología de la liberación?
Esto es algo que ciertamente atañe a l@s historiadores/as de la TL. No pretendemos hacer aquí ningún esbozo sistemático de esto, porque no somos especialistas en este tema. En todo caso, pretendemos dejar simplemente consignadas algunas líneas de trabajo futuro que necesitarían ser profundizadas históricamente. Toda periodización es relativa y mucho más la sencilla que aquí elaboramos. Pero tal vez pueda resultar algo útil a quienes se introducen en la TL. En todo caso, es necesario tener muy presente que, antes que la reflexión teórica de la TL alcanzara una profundidad importante, nos encontramos con una multiplicidad de experiencias reivindicativas desde la fe en grupos de pastoral, comunidades de base, obispos consecuentes, etc.
Si pensamos que la TL tiene unas tres décadas de existencia , podemos caracterizarla por décadas de la siguiente manera:
(1) La década de los setenta. Fue la década inicial. Una década de gran optimismo de cambio, de gran polaridad a causa de la Guerra Fría que todo lo atravesaba, de cierta ingenuidad en la rapidez de los cambios de fondo. En esta época se extendió enormemente la TL. A nivel católico, era la respuesta "latinoamericana" al aggiornamento buscado por el Concilio Vaticano II. Era el encuentro con el mundo, pero con el mundo de AL, caracterizado por la pobreza y la violencia en grados brutales y represivos (pese a algunas prácticas populistas o, mejor, precisamente como reacción de los poderes institucionales a las prácticas de transformación, mediante dictaduras militares coordinadas en una estrategia diseñada desde los gobiernos de los EUA y los intereses capitalistas). Las refexiones iniciales metodológicas y epistémicas, los trabajos bíblicos y los grandes textos teológicos-temáticos son de esta época. Los iniciadores fueron Gustavo Gutiérrez, Rubém Alves, Hugo Assmann..., aunque estuvieron también en esta etapa inicial Juan Luis Segundo, Míguez Bonino, Julio de Santa Ana, Segundo Galilea, J. Comblin, Giulio Girardi, F. Houtart... A ellos se les juntó poco después Carlos Mesters, Enrique Dussel, Leonardo y Clodovis Boff, Raúl Vidales, Ronaldo Muñoz, Pablo Richard, Jon Sobrino, Ignacio Ellacuría, etc., etc. (sin pretender ser exclusivos, ni pretender un orden demasiado riguroso). Era la época también de los grandes encuentros, después de Medellín en el 68: El Escorial (1972), México (1975), Detroit (1975), Dar-es-Salam (1976, con la creación del grupo de los "teólogos del Tercer Mundo": Asia, Africa y América Latina) y Puebla (1979) .
(2) La década de los ochenta siguió profundizando los temas anteriores, surgiendo grandes textos, especialmente la "Suma Teológica de la TL", pero ofreció también nuevas pespectivas metodológicas, con un interesante encuentro entre Teología y Ciencias Sociales (especialmente entre Teología y Economía) . Hubo un gran despertar inicial de las teologías indígenas, de las teologías feministas, de la teología negra... Se desarrollaron igualmente las teologías contextuales, como la euro-teología de la liberación, y se fortaleció mucho la teología negra contextual de Sudáfrica.
(3) La década de los noventa fue ante todo una explosión y desarrollo de las teologías sectoriales de la TL, que habían comenzado ya en la década anterior. Se juntó a esto el despertar fuerte de la eco-teología y el fortalecimiento de la espiritualidad (por otra parte, desde un principio en la TL). En todas las diferentes décadas, el estudio y trabajo de la Biblia fue, posiblemente, lo que más se desarrolló y lo que se mantuvo (y mantiene) más vivo a lo largo de todo el continente. Del mismo modo, la pastoral popular se extendió vivamente, con experiencias muy creativas a lo largo y ancho de toda AL. En esta época, después de la simbólica caída del muro de Berlín (1989), hay también una crisis de paradigmas (evidenciadas por las diversas posmodernidades) y parece que la TL retrocede a nivel de teorización global, caminando hacia y profundizándose más en ámbitos sectoriales. Sin embargo, hasta 1992, con la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Santo Domingo, se va a mantener a gran altura, en una amplia convergencia a nivel continental con el Movimiento de Resistencia Indígena, Negra y Popular.
Después de esta rápida y sencilla caracterización, vamos a intentar abordar
ahora en qué momento nos hallamos y ver qué perspectivas de futuro hay, aunque
no pretendemos ser ningunos adivinos ni futurólogos...
5. ¿Dónde estamos?
No es fácil hacer un cuadro general cuando estamos todavía inmersos en medio de la selva. Pero, siguiendo lo dicho hasta aquí, con toda la relatividad que supone la reflexión de alguien que está situado geo-históricamente dentro de los mismos acontecimientos, quisiéramos más bien señalar algunas posibles pistas de salida de la TL.
El problema principal, a nuestro entender, es que la TL está situada en el mundo, y, por lo tanto, los condicionamientos globales la afectan. Nuestra época es un época de neoliberalismo y de triunfo de la sensibilidad posmoderna. Por cierto, no somos de los que piensan que la posmodernidad es una "desgracia", y la descalifican en absoluto, sino que pensamos que es ante todo una expresión del momento en que nos encontramos. Además, creemos sinceramente que es posible utilizar algunas posmodernidades (son plurales por naturaleza) con sentido liberador.
Es la época de la caída de los grandes relatos de la Modernidad (junto con el cristianismo "moderno", que, paradójicamente, no ha llegado a realmente a desarrollarse dentro de las Iglesias de corte feudal). Surge la primacía de lo personal, de lo fragmentario, de lo experimentable (que tienen el sentido de ser algo "verdadero"; siguiendo a Nietzsche, lo general sabe a trampa, a engaño o autoengaño, a artificial, a falso...).
A nivel económico, social, político y cultural se va imponiendo esta ideología neoliberal de la manera más práctica posible. La idolatría del Mercado se hace universal, aunque no igualitaria. Estamos en una Aldea Global (McLuhan), pero no tod@s estamos sentad@s en el mismo lugar de igualdad. Al fin y al cabo, como siempre, pese a la propaganda del Sistema, "unos son más iguales que otros" .
Señalemos, pues, algunas de estas características del neoliberalismo en que
nos encontramos.
5.1. Estamos bajo el intento de homogenización del "pensamiento único". En opinión de Ignacio Ramonet estamos asistiendo a tres revoluciones simultáneas: la tecnológica, la económica y la sociológica.
La revolución tecnológica es una revolución a nivel de la comunicación-información, en un doble aspecto: la cerebrización generalizada de las máquinas y la revolución numérica o digital. A través de la digitalización generalizada es posible ahora unificar tres sistemas de signos hasta ahora independientes: sonido, dibujo, texto. De esta manera, cualquier texto, imagen o sonido pueden ser difundidos mediante su transformación en impulsos electrónicos, que se mueven a la velocidad de la luz (que se convierte así en un absoluto, en el "real time": recuérdese a este respecto la revolución física y epistémica de A. Einstein).
La revolución económica de hoy se refiere al predominio de la actividades financieras. Nos hallamos inmers@s en la economía de lo inmaterial (intercambio, venta y comercio de valores y de monedas) y en un intercambio planetario de la economía financiera (se apunta que unas 50 veces superior el intercambio en la economía real o intercambio de productos concretos).
La economía de lo inmaterial incluye la economía de la comunicación, de la información y de la cultura, que se pueden digitalizar y transmitir planetariamente. En defintiva, estamos dentro de la doble característica de la revolución económica: financiarización e inmaterialización. Ello apunta a la globalización de la economía.
Finalmente, la revolución sociológica, que más bien podríamos calificar de revolución política. Es decir, el concepto de poder está hoy en crisis. ¿Quién detenta hoy realmente el poder? Tradicionalmente, ha sido el poder vertical, jerárquico, autoritario. Hoy se busca más bien el poder horizontal, en forma de red, de "telaraña". De ahí la importancia de la consensualidad y para eso la decisiva ayuda de la tecnología comunicacional .
5.2. De todo esto se infiere que han cambiado los paradigmas. Desde T.S. KUHN, un paradigma es un modelo general de pensamiento que nos permite estructurar los diferentes aspectos de la realidad . Los dos pilares del paradigma dominante hasta ahora han sido: (1) la idea de progreso y (2) la idea de la cohesión social. Estos pilares arrancan del siglo XVIII, de la Ilustración.
El objetivo del progreso es que entre ricos y pobres no debería existir nunca una distancia demasiado grande, porque si la hubiera, el choque entre ricos y pobres sería también grande, brutal y violenta. La idea del progreso sería lograr sociedades políticamente pacíficas.
Hoy esto aparecería sustituido por el paradigma de la comunicación, cuya filosofía general es que hay que dialogar, tenemos que comunicarnos, tenemos que entendernos . Es decir, debemos pacificar las sociedades y excluir la violencia de su seno.
La concepción de la cohesión social es la finalidad de los regímenes políticos democráticos. Tenía como fundamento teórico un modelo científico y técnico: la mecánica universal de Newton. La sociedad aparecía como una máquina mecánica perfecta (imagen del reloj, que articula espacio y tiempo). A la base, la idea de un espacio sin límites y un tiempo absoluto.
Sin embargo, esta concepción entra en crisis con el surgimiento del Mercado total. El Mercado organiza la sociedad desde todos sus aspectos. Es omnipresente: abarca todas las actividades de la sociedad (incluso deporte y cultura). Como escribe nuestro autor: "La vocación del mercado es convertirse en la ley que organiza todas las actividades humanas" .
5.3. Pues bien, el hecho de tres revoluciones más el cambio de dos paradigmas, provoca la existencia de un sistema nuevo. Una especie de esfera, que Ramonet denomina Sistema PPII. Son éstas las cuatro iniciales de las cuatro características fundamentales de las actividades que se dan en él:
* Permanentes
* Planetarias
* Inmediatas
* Inmateriales
Permanentes: tienen lugar las 24 horas del día. Planetarias: se extienden al conjunto del planeta. Inmediatas: se puede intervenir sobre las actividades en cualquier momento. Inmateriales: trabajan mediante impulsos electromagnéticos. Y concluye:
"El nuevo sistema PPII funciona literalmente como una nueva divinidad, pues sus cuatro características son las que se atribuyen a Dios. Dios es permanente, es planetario, es inmediato y es inmaterial" .
En definitiva, la esfera del PPII es la esfera de la economía financiera, mercado de valores, mercado monetario, información, comunicación, gran parte de la cultura de masas...
5.4. ¿Cuáles son las consecuencias de todo esto?
En primer lugar, el poder político se encuentra totalmente desfasado. Si antes, ellos (los políticos) podían intervenir en el terreno del progreso y la cohesión social, ahora no pueden intervenir en el de la comunicación y el del mercado.
En segundo lugar, en opinión de Ramonet, estamos en la segunda revolución capitalista: es la disminución (¿desaparición?) del poder político. Los nuevos amos del mundo son los dirigentes de empresas y los dueños de inmensos grupos mediáticos.
En tercer lugar, como consecuencia de lo anterior, tenemos que la jerarquía de los poderes son:
(1º) Económico
(2º) Medios de comunicación
(3º) Político.
En cuarto lugar, podemos preguntarnos: ¿en qué queda la participación democrática de un/a ciudadan@? Históricamente, era mediante el voto y mediante las posibilidades que le daba la Constitución de protestar, de manifestarse. Sin embargo, ahora, con estas dos modalidades, lo único que se puede modificar es la configuración política. Las actuales democracias son "democracias impotentes" (cfr. p. 39). Los principales actores de la política internacional son, pues, los mercados financieros.
6. El 'Pensamiento Unico'
Es el pensamiento (el "consenso") que nos repiten constantemente quienes controlan la comunicación y el mercado. Se convierte en una machaconería ideológica. Configura el "círculo de la razón". Pensar de manera "diferente" es salirse entonces del "círculo de la razón". Estamos realmente en una etapa ideológica totalitaria.
Hoy, un solo Estado, como el de los EUA, domina el mundo como nunca antes lo dominaron, en cinco terrenos: político, económico (es la primera potencia económica mundial), militar (la única potencia militar del mundo), cultural (imponen la "world culture" o "american way of life"), tecnológico (los primeros en tecnología).
Sin embargo, y paradójicamente, con estas serie de transformaciones, tienen muy poco poder efectivo. Bill Clinton no es el hombre más influyente del mundo. Y esto porque los verdaderos actores de la vida internacional ya no son los Estados. Los Estados están en crisis de identidad. Igualmente, hay una serie de conceptos en crisis en este mundo con nuevos actores: frontera, soberanía, democracia, partido político, sindicato...
Frente a esto existen tres actores importantes que condicionan la vida en un mundo globalizado:
(1) Agrupaciones de Estados
Son zonas integradas económicamente (Unión Europea, TLC, Mercosur, Asociación de Países de Asia-Pacífico). Podríamos decir que el lema es: "¡Integrarse o morir!"
(2) Los grandes grupos industriales, las grandes empresas, los grandes grupos financieros y los grandes grupos mediáticos.
Todos ellos son globales y están dentro de la esfera del PPII.
(3) Las ONG's globales, que tienen influencia en algunos Estados (p.ej., Amnesty International, Greenpeace...).
Es decir, nos encontramos ante una nueva categoría social: el de los actores globales.
En conclusión, nos hallamos en un momento complejísimo, según nuestro autor, donde coexisten:
(1) Tres revoluciones
(2) Un cambio de paradigmas
(3) Un sistema con cuatro parámetros fundamentales (que se modifican aceleradamente)
(4) Un escenario de poder con tres nuevos actores.
Y afirma: "Nosotros también tenemos que aprender a ser actores en este
nuevo escenario" (p. 41).
7. La Teología de la Liberación en la "encrucijada"
7.1. Después de todo lo anterior, pensamos que la TL tiene que situarse con mucha claridad mental en este ámbito que hemos descrito, que es todavía más complejo. Debe realmente repensarse. La TL debería asumir los nuevos paradigmas epistémicos, discerniendo lo válido que pueden ser para un proyecto liberador integral. Incluso, como dijimos antes, hay que dialogar con las posmodernidades. Al fin y al cabo, lo tendremos que hacer, querámoslo o no. Como dijimos antes, no participamos de la opinión de algunos teólogos de la liberación que descalifican demasiado pronto a las posmodernidades, ya que parecen más bien no saber mucho de ello...
También me da la impresión que varios teólogos de la liberación se han quedado "aferrados" a viejos paradigmas que, ciertamente, tienen todavía su utilidad, pero que deben ser ampliados y comprendidos en paradigmas más integrales. Es como si uno se aferrara a la física de Galileo y de Newton, pero fuera ya incapaz de incorporarse a la física relativística o cuántica (y síntesis posteriores). La TL necesita espíritus jóvenes..., por lo menos mentalmente. Sin embargo, otr@s sí han hecho esta "aventura epistémica" de incoporar y fortalecer la TL con nuevos esquemas.
Nos da también la impresión de que algunos teólogos de la liberación se han quedado atrapados en una segunda Ilustración o segunda Modernidad (la de Marx), pero que no han transitado rumbo a nuevos paradigmas. No negamos, por ejemplo, la importancia fundamental de seguir haciendo análisis de clase, pero esto necesita ser articulado con esquemas sociológicos más comprehensivos como los de género, especie, etnia, etarios, etc. Nos parece que esto es algo asumido más sencillamente por l@s sociólog@s contemporáne@s. Desgraciadamente, con perdón, todavía hay (¡o habemos!) teólog@s de la liberación necesitad@s de un reciclaje en nuevos paradigmas ...
Creemos que existen problemas de fondo que debemos recuperar y retrabajar: por
ejemplo, ¿qué significa 'cambio'? ¿Qué significa realmente 'cambio de
estructuras'? Es verdad que este tema es muy complejo, muy difícil y de fondo,
pero no deberíamos huirle. Es muy amplio, pero quisiéramos dar algunos
modestos apuntes a este respecto.
Juzgamos que hemos sido un tanto superficiales en la concepción de lo que es realmente 'cambio'. Hemos insistido demasiado en los cambios estructurales (económicos, políticos, sociales), tal vez porque eran más urgentes y hasta evidentes, dejando más de lado los imprescindibles cambios epistémicos, éticos, humanos. ¡Atención!, no estamos diciendo con esto que los cambios mentales son antes que los estructurales. Nuestra hipótesis es que, si son verdaderos cambios, son simultáneos. En todo caso, es transcendental retrabajar mucho estos cambios mentales.
Mientras sigamos dominad@s por esquemas verticalistas, autoritarios, "militantistas", por muy 'revolucionarios' que los califiquemos, corremos el riesgo de transformar el discurso, pero no la vida. Y es que los cambios necesitan prácticas nuevas. Para eso se necesita sensibilidades nuevas que deben transformarse. Posiblemente, muchos cambios no hayan sido realmente tales cambios, sino más bien seguir la lógica de viejos paradigmas, pero posiblemente también se hayan dado grandes cambios muy imperceptibles y espontáneos.
Por otra parte, es un dualismo intolerable y sospechoso de pseudo-cambio el querer separar la conversión mental de la lucha estructural. Ambas se implican: cambio mental sin lucha transformadora puede ser un escapismo; y una lucha transformadora sin cambio mental puede ser un fanatismo abstracto. Por lo tanto, sostenemos que sólo la integralidad del cambio global es lo que puede conducir a un verdadero cambio. Cuantas veces los que tienen el discurso revolucionario más encendido son los que actúan en lo cotidiano como meros burgueses. Otras veces también ocurre que los que viven una espiritualidad más personal se olvidan de las instancias de pobreza, miseria y opresión en que "mal"viven nuestras mayorías latinoamericanas y caribeñas. Como siempre, las dualidades son sospechosas...
Pero sentimos que este tema debería ser más discutido y considerado por l@s teólog@s de la liberación.
7.2. Teniendo en cuenta entonces lo que hemos venido analizando hasta aquí quisiéramos ser propositivos y formular entonces cinco posibles puntos de gran peso para reelaborar una TL de nuestros días, una neo-teología de la liberación. Al mismo tiempo son retos a incorporar en nuestro pensar, decir y actuar liberadores. O mejor, son desafíos a nuestro ser liberador.
Son los siguientes, todos ellos interrelacionados:
(1) Espiritualidad holística
(2) Etica de la responsabilidad por lo real.
(3) Opción por l@s excluid@s
(4) Política de lo cotidiano
(5) Microluchas y configuración de redes.
Nuestra opinión es que estos elementos son indispensables para el retrabajar hoy la TL. Véamoslos a continuación.
7.2.1. La TL no puede estar ausente de los nuevos paradigmas de Espiritualidad que se dan a nivel mundial, so pena de quedar anquilosada. En concreto, hay todo un movimiento de Espiritualidad de tipo holístico que es necesario relacionar con la TL. Autores como Leonardo Boff o frei Betto, entre otros, ya lo están implementando.
La Espiritualidad holística es la que interrelaciona todo con todo. Se trata de alcanzar una visión, una sensibilidad del Todo, sin caer en la trampa de los sustancialismos y las individualizaciones. Se trata de entender de manera hologramática: es decir, que lo macro se da en lo micro. Tanto a nivel medioambiental, como económico, político o cultural .
Es nuestra estrecha "mente condicionada" (expresión de origen budista) la que nos impide ver que la opresión concreta no es sino un fruto de una opresión más colectiva. Por lo tanto, la liberación de lo local es también la liberación de lo global. No se trata de quitar sentido a la parte, sino de entenderla en el todo global que le da sentido.
La Espiritualidad holística también es consciente de la limitación del pensamiento/lenguaje. El pensamiento crea, por su porpia naturaleza, la división, el dualismo, el conflicto. Alcanzar una visión holística es una condición indispensable para poder actuar de una manera integral, no divisiva, no dualista. El activismo puede ser peligroso, aún teniendo en cuenta la urgencia del actuar. El problema puede ser que se compliquen todavía más las cosas. Así, la liberación interior es también una liberación política. La lucha en contra de nuestros conflictos interiores, buscando su superación, es también una lucha más global, que implica la superación de las injusticias sociales y las exclusiones... que están presentes en nuestras mentes.
La Espiritualidad holística puede conducir a un trabajo más autogestionado, buscando las fuerzas en el mismo grupo o en grupos solidarios. En todo caso, aumenta nuestra responsabilidad por lo real. No es un 'deber ser', que crea dualismo y división con respecto al ser, sino una responsabilidad total por 'lo que es' (idea y expresión tomada de J. Krishnamurti).
Nos hace sensibles hasta poder captar que el tema de la pobreza no es un problema meramente socioeconómico, sino que implica también aspectos de espiritualidad, autogestión política y autorganización social. Nos permite superar visiones dualistas, autoritarias, verticalistas. Permite entender que la liberación o es integral (mente-cuerpo, personal-social, irrumpe en el Presente: comienza "ya, aquí y ahora") o simplemente no es. Si no hay verdadero cambio interior (algun@s podrían hablar de 'conversión cultural'), el peligro es que se sigan reproduciendo los esquemas autoritarios que queríamos erradicar.
La espiritualidad del Che, por ejemplo, es muy interesante en este punto. La revolución no es sólo un mero fenómeno económico-político, sino que lleva inherente un cambio más profundo, humanista, cultural. Sentir cualquier injusticia cometida con alguien, en cualquier parte del mundo, como propia, es la base espiritual del verdadero revolucionario. Sin cambio mental no hay verdadera revolución. Evidentemente, también son necesarios cambios "estructurales" que acompañen simultáneamente a la transformación interior. Pero no hay antes ni después: los cambios son simultáneos.
En este sentido, la TL debería incorporar también los aportes espirituales del budismo zen, del taoísmo, del sufismo, de l@s místic@s cristian@s y de otras religiones, así como del holismo contemporáneo, si no se quiere caer en hiperactivismo (perdiendo el espíritu contemplativo), en politicismo, en fanatismo o en meras arengas moralizantes y militaristas... Ganará así más profundidad y autenticidad, más "sabiduría" y "savoir faire".
7.2.2. Es clave, deducción de lo anterior, llegar a una 'responsabilidad por lo real'. La frase es de I. Ellacuría, pero también de Krishnamurti, en otro contexto cultural. En el fondo, significa que todo lo real está en nuestro propio interior, porque "yo soy la realidad". Entender que la lucha por la dignidad de la mujer, de l@s negros, de l@s indígenas, de otras opciones sexuales, de l@s niñ@s, etc., son también nuestras propias luchas internas, porque no somos sino uno (fraternidad/sororidad universales, también con la naturaleza, ya que "somos naturaleza"), no es sino sacar la consecuencia ético-práctica de todo lo anterior.
Desde el "vacío del yo" es posible sentirme solidario con todo lo real, desde una planta hasta los "huelepegas" de mi barrio o de un asentamiento. El compromiso ético-político gana así hondura espiritual. La crisis de mediaciones (instituciones estatales, partidos políticos, sindicatos, etc.) cobra así otra dimensión. La sociedad civil parece ser ahora el espacio privilegiado para intentar cambios. Las otras mediaciones se van mostrando cada vez más como incapaces de verdadero cambio. El poder no cambia, sino que se refuerza a sí mismo. Desde la 'responsabilidad por lo real' habría un buen punto de apoyo para custionar el poder como tal.
La ética de lo personal desde lo cotidiano, buscando las horizontalidades donde el poder se produce y reproduce (cfr. M. Foucault) es clave para entender hoy las interconexiones y la naturaleza del poder. Se ha hecho demasiado simplista el mero análisis de creer que el poder está consustanciado en los aparatos del Estado (cfr. lo que analizamos anteriormente sobre esta época neoliberal).
Todas las luchas son nuestra propias luchas, aunque no podamos participar físicamente en todas. Lo importante es 'pensar globalmente' (¡no con esquemas epistémicos de la globalización neoliberal!). Las luchas locales son expresión de lo global. Por eso, también hoy habrá que luchar globalmente... "Piensa globalmente, lucha globalmente". Lo global que está también en lo local.
La TL no es meramente latino-americana. O es mundial o no es verdaderamente. La TL debe, por lo tanto, "globalizarse" aún más. Y ganar rostro local. Ahí estará su fuerza. Para eso debe ser también esencialmente ecuménica (macroecuménica, como dicen algunos), aunque su matriz de origen es cristiana. Eso permitirá ahondar en la fuentes del mismo movimiento de Jesús de Nazaret.
7.2.3. La 'opción por l@s excluid@s' es todavía más fuerte que la opción por l@s pobres o, mejor, empobrecid@s. Hablando hace unos tiempos atrás en una festival-protesta por la matanza de Acteal (Chiapas) con "Camilo Turcios", dirigente del FUAC de Nicaragua, recientemente asesinado, él me decía que había que luchar por la pobreza y la miseria, porque lo que viene ahí, con el neoliberalismo, ni nombre tiene... Me chocó aquello en ese entonces, pero ahora lo entiendo mejor. El gran drama de hoy son l@s excluid@s, aquell@s que no cuentan, aquell@s que no son dignos de explotar por el Sistema. Son l@s que están fuera del Sistema, que tienen que crear, o han creado, algunos espacios alternativos de sobrevivencia... O entonces se mueren de hambre. La extrema opresión empuja -paradójicamente- a abrir espacios para salidas alternativas creativas. O, entonces, ya no hay salidas.
"Tomar la cruz de Cristo" es precisamente identificarse con estos excluid@s del Sistema. Como Jesús lo hizo con l@s pobres y excluid@s de su tiempo. Las Iglesias, salvo excepciones, no lo hacen realmente. No entran a fondo. Se quedan en asistencialismo, que no cambia la situación. Optar por l@s excluidos es también ser, de alguna manera, excluid@. Excluid@ del prestigio, del éxito, de los cargos, de los buenos ingresos económicos, de la "tranquilidad"... Hoy ya no se puede, como en el chiste, viajar en tren de primera, pero tener el corazón en tercera... La coherencia de vida, entre pensar, decir y hacer, o mejor, de ser, es clave hoy día (como en todas épocas). Posiblemente los que más hagan en esto son l@s más silenciosos, y los que menos premios llevan...
A veinte años de la muerte-asesinato-martirio de Monseñor Romero, los problemas de Indo-Afro-Latino-América y el Caribe no se han transmutado realmente, pues la opresión, neoliberalizada ahora, sigue. Nuestra opción por l@s excluid@s, con nuevas mediaciones tal vez, también. La inmersión en la corriente de l@s excluid@s nos permitirá caminar en la incertidumbre con ell@s para descubrir creativamente nuevas mediaciones.
7.2.4. La política de lo cotidiano es lo cotidiano de la política. Política, 'polis', bien común, socialismo. La política no está en las grandes cumbres (aunque también), sino en nuestro cotidiano y en la manera cómo la vivimos. Por cosiguiente, sólo podemos ser revolucionari@s en el día a día. O mejor, si no lo somos ahí, no lo somos en ningún lugar, ni lo llegaremos a ser nunca. Las feministas nos han mostrado que lo personal es público, es político también. Las luchas de las mujeres nos han permitido identificar temas de liberación en lo cotidiano: en la mesa, en la cama, en la familia, en las relaciones de pareja, en el trato y educación con l@s hij@s, en las decisiones laborales de la pareja...
Ampliando esto más, podemos entender que la TL, es decir, la relectura de la praxis liberadora de Jesús, hay que hacerla desde lo cotidiano, desde "lo pequeño". Repetimos: Más allá de lo cotidiano, no hay nada. Sólo ilusión. La ilusión de proyectar hacia un futuro un pasado demasiado conocido o un deseo que nunca existirá. En el presente está la clave. En el momento, en el instante (que puede "reverberar", por supuesto, en un movimiento). Las estrategias y las tácticas deben ir siendo creadas desde lo cotidiano, en atención vigilante. Si no, corren el grave riesgo de caer en traiciones, aun con toda la buena intención del mundo.
Una fe histórica es una fe consciente del momento y del instante, pues en cada momento nos jugamos nuestro sentido de la vida. Ser seguidor/a del maestro de Nazaret significa retrabajarlo continuamente en lo cotidiano. No hay una 'sustancia' llamada 'ser cristian@'. Esto es peligroso. A cada momento renovamos -o no- nuestra vida alternativa al estilo de Jesús. Las instituciones que no están en permanente movimiento y autocrítica, aunque se reclamen de Jesús, son "dinosaurios" (¡también hay que amarles!) que corren el riesgo de quedar en meros esqueletos prehistóricos muertos... Pero también una TL que no se renueva continuamente, en lo vital y en lo teórico (nuevos paradigmas) corre el riesgo de convertirse en aquello del "abuelito contando sus batallitas"... El desafío es muy serio.
7.2.5. Consecuentemente también con todo lo anterior, pensamos que el camino estratégico de hoy pasa por las microluchas y la configuración de redes cada vez más amplias y profundas. "Tejer telarañas de solidaridad". Lo revolucionario pasa hoy por aquí. No lo sentimos como algo propio de decadencia, sino todo lo contrario: algo propio de una verdadera liberación, realmente directa y auténtica, con menos retórica y más práctica real... Más viva y concreta.
En tiempos posmodernos, donde suenan a falsos y artificiales los grandes "palabros", cobran más y más sentido las luchas cotidianas directas: en el trabajo, en la asociación de vecinos del barrio, con los niñ@s de la calle, con l@s drogadict@s, contra la violencia doméstica, en favor de l@s inmigrantes, en favor de los pueblos indígenas de cualquier lugar del mundo, en la lucha contra la deuda e(x)terna, etc., etc. Probablemente, nunca ha sido más amplia -y al mismo tiempo más concreta- la posibilidad de luchar que hoy. No se piense, pues, que esto es sólo a nivel local: el mundo se ha "glocalizado" (la expresión es de Eduardo Mendieta), de modo que también ganan espacio (como lo apuntaba Ramonet) las luchas globales por los derechos humanos (por ejemplo: Amnistía Internacional), o por el medioambiente (por ejemplo: Greenpeace).
Lo que busca la gente comprometida de hoy (entre ella, l@s jóvenes) es tener una lucha directa, sin muchas burocracias, de manera creativa y festiva, sin autoritarismos, sin grandes retóricas y discursos - contradictorios además con nuestra vida cotidiana -, más allá de ser mer@s repetidores/as de sloganes, una lucha que podamos acompañar de cerca y sentir como propia, no algo que bajan verticalmente los directorios centrales, sin estar tan preocupad@s como antes por el número, sino ahora por la calidad y la coherencia de la lucha...
La universalidad se entiende ahora desde abajo, es decir, articulándose en "redes". Los contactos se hacen importantes y decisivos. Las luchas se pueden armonizar. ¿Por qué no ha de ser gozoso una lucha concreta? Parece que alguna gente de hoy (¿bastante?), hombres y mujeres, no quiere separar su auto-realización de la lucha social. El/la "militante" de hoy no pretende ya separar su lucha de su vida personal de y su propia realización. De ahí la importancia que le da a la interioridad, a la familia, a la amistad compartida en la lucha. Se es más sensible a la coherencia de vida: se hace un@ más atent@ y crítico al tipo de sindicalista (¡con perdón!) "revolucionario" que maltrata, física y/o psicológicamente, a su mujer en casa... El discurso es relativamente fácil. La práctica cotidiana es algo más complicado.
Pero se gana además una mayor conciencia y percepción del cosmopolitismo: "ser ciudadan@ del mundo". Es decir, somos miembros de la gran ciudadanía mundial. Todo lo que ocurre en cualquier parte del mundo me dice respecto, parafraseando el dicho clásico de Terencio, con toques "cheguevaristas". El viejo internacionalismo se transmuta ahora, dentro de otra episteme, en redes de redes, que se amplían, se profundizan, se complejizan "ecológicamente", articulando "nodos" de resistencias sociales en cualquier lugar del globo. Por supuesto, se da también al mismo tiempo el fenómeno antagónico de la globalización neoliberal, que hemos venido conociendo.
Un moderado optimismo permite comprender que la globalización egocéntrica que padecemos no es un proyecto acabado, sino que hay mucho de propaganda inmersa. En otras palabras, querer quebrar cualquier alternativa simbólica es uno de los objetivos centrales de la lucha ideológica (propaganda) de este Sistema. Se nos quiere convencer por activa y por pasiva que no hay nada más allá de la globalización neoliberal y que, por lo tanto, "o te adaptas o mueres"...
Pero hubo un profeta, asesinado hace dos mil años, que se atrevió a cuestionar la globalización del Imperio Romano de su tiempo. Ya sabemos lo que le pasó. Algunos podrán repetir aquéllo del padre de Sandino: "Quien se mete a redentor, sale crucificado". Es la postura cínica. Pero están también "l@s terc@s de Espíritu", convencid@s de su responsabilidad por lo real, que sienten las cosas como propias, con una evidencia enorme de que vamos caminando hacia el abismo. No piensan sólo en sí mism@s. Ven y sienten que el tren va a descarrilar y nos dan un ejemplo tremendo de entrega y altruismo. Arriesgan su propia vida con una convicción profunda del absurdo en que vivimos. Buscan un sentido. Lo construyen cotidianamente.
Alguna de esta gente, mucha o poca, es de inspiración cristiana. Tiene una fe revolucionaria. La TL les justifica, les anima, les da razón de su esperanza . Pensamos que mientra exista esta gente, la TL seguirá caminando y estará viva. Los paradigmas irán cambiando, sofisticándose. La fe, en el centro de la incertidumbre, se irá fortaleciendo y haciéndose más Vida, más Luz, más Evangelio de Jesús.
rui manuel grácio das neves
managua
abril'00.
[PUBLICADO EN LA REVISTA CAMINOS. Revista Cubana de Pensamiento Socioteológico. Centro Memorial Martin Luther King, Jr. Ciudad de La Habana 19: 32-43 (julio-Septiembre 2000)].