HACIA UNA PEDAGOGÍA
HOLÍSTICA
EN TIEMPOS DE
GLOBALIZACIÓN NEOLIBERAL
Rui Manuel Grácio das Neves
Para hacer algunos
aportes a una pedagogía holística necesitamos contextualizar nuestra reflexión
en el momento socio-histórico en que nos encontramos. Eso es lo que llevamos a
cabo en los puntos iniciales de este trabajo, para luego llegar a las
conclusiones más específicamente pedagógicas.
1.1. Lo básico de la
globalización neoliberal
1.1. En este trabajo,
partimos del hecho de que nos encontramos hoy sumergidos en una estrategia
globalizante. Eso incluso podría ser visto como algo positivo. La cuestión a
debatir es, no obstante, el modelo concreto bajo el cual se realiza dicha
globalización: el esquema neoliberal. A mucha gente, esto ya no le parece tan
positivo. Pero es realmente esto lo que hay que analizar. Por consiguiente,
debemos profundizar primeramente en qué consiste el neoliberalismo. A partir de
aquí sería posible defender una alternativa a este modelo de globalización
neoliberal: el holismo. Éste es también una opción de “globalidad”, de
“totalidad”, pero no específicamente neoliberalizante.
Empecemos, pues, por analizar la globalización neoliberal. Porque, como dice un
autor que más adelante consideraremos:
“Globalización
es a buen seguro la palabra (a la vez eslogan y consigna) peor empleada, menos
definida, probablemente la menos comprendida, la más nebulosa y políticamente
la más eficaz de los últimos –y sin duda también de los próximos- años”[i].
1.2. No es descabellado
pensar que el neoliberalismo pretende ser una retomada del paradigma liberal
económico, adaptado a nuestros tiempos. Evidentemente, no son los mismos
problemas que aquejaban al liberalismo clásico en su época. Pero su concepción
es esencialmente la misma, todavía más acentuada sí cabe (especialmente en lo
referente al Mercado), como veremos más adelante.
En el caso del neoliberalismo, hace años atrás se presentaba a éste como la
salida milagrosa a todos los problemas económicos que estaban enfrentadas las
economías de la década pasada. Aunque surgía en torno a la década de los 70,
fue básicamente en la década de los 80 cuando consiguió comenzar a hegemonizar
su modelo económico en los grandes centros de decisión económica.
Figuras como Milton Friedman y F.von Hayek, y, en general, la Escuela de
Chicago (los así llamados "Chicago boys"), fueron los grandes impulsores
de este nuevo paradigma económico. En realidad, dicho paradigma no era tan
nuevo, ya que, en lo fundamental, no era sino una versión renovada del viejo
liberalismo, que conformó la llamada escuela clásica de la economía
(principalmente, Adam Smith).
Este autor, Adam Smith (1723-1790), economista escocés, autor del famoso libro Investigación
sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones (publicado
en 1776 y conocido de forma más escueta como La riqueza de las naciones),
sostenía una curiosa fundamentación de los fenómenos económicos. Defensor
acérrimo del Mercado por encima de todo, mantenía que existe una "mano
invisible" que regula todos los fenómenos individuales del Mercado en
provecho del Bien Común. Se trataba de una metafísica providencialista, una
verdadera 'Religión del Mercado', con una fe absoluta en los mecanismos
autorreguladores del Mercado.
Para él, los diversos sujetos económicos no deberían preocuparse en absoluto
con el Bien Común. Cada uno debería buscar ante todo sus propios beneficios
(utilidades), sin preocuparse del resto de gente. Haciéndolo así, todo
resultaría lo mejor para el bien general de la comunidad o del país. Y esto
porque existe en el Mercado una especie de "mano invisible", que pone
de acuerdo todos los intereses individuales, egoístas, en provecho del
susodicho Bien Común. Adam Smith, desde el punto de vista filosófico, mantenía
una ética egoísta y utilitaria. Pensaba que, actuando así cada uno de los
agentes económicos, la riqueza de las naciones aumentaría.
El problema es que esta "mano invisible" no se puede probar. Resulta
ante todo una creencia “religiosa”. Es algo que va más allá de la verificación
empírica, es meta-empírica, pero es defendida a capa y espada por sus fanáticos
seguidores neoliberales del Mercado Total. Hoy, en tiempos menos
providencialistas como los nuestros, se hablaría más bien, en una visión
sistémica, de 'mecanismos autorreguladores del Mercado'. Hoy ya no hace falta
un dios trascendente ("mano invisible") que intervenga en el Mercado.
El Mercado mismo se ha convertido en el dios inmanente, que se autorregula y
regula los demás fenómenos económicos.
Por consiguiente, los economistas neoliberales sostienen que el Mercado libre
es una institución perfecta, capaz de autogenerar un crecimiento armónico y
equilibrado, con la condición importantísima de que no se intervenga en él
jamás, bajo ninguna condición.
1.3. En este punto
crucial es donde aparecen las más fuertes críticas al modelo económico
precedente. El modelo anterior estaba basado en la llamada teoría keynesiana.
John Maynard Keynes (1883-1946) fue un economista conservador, pero que hizo un
aporte significativo a la economía de su tiempo en crisis, buscando la
intervención del Estado en el Mercado. El sistema capitalista había entrado en
una de sus mayores crisis cíclicas, especialmente con la Gran Depresión de
1929. Las economías europeas de la posguerra también llegarían a estar por los
suelos.
Keynes ofreció entonces un modelo de hacer economía en el que el Estado
generaba una reactivación de la economía. Sus propuestas resultaron la base de
lo que se denominó después 'Welfare State' ('Estado del Bienestar') y
fundamento de las políticas socialdemócratas implantadas en la Europa después
de la Segunda Guerra Mundial. O, en general, de los llamados ‘Estados del
Bienestar’[ii].
La cuestión era que Keynes refutaba esa "mano invisible" de Adam
Smith, atacando la filosofía del "laissez faire" del liberalismo[iii] y recomendando la intervención del Estado
en la economía para impulsar la inversión y acelerar la recuperación económica,
después del desastre que la Segunda Guerra Mundial trajo para los países
europeos. Se partía, para la época (la posguerra), de una teoría de la demanda
efectiva y de una teoría del empleo. En definitiva, se trataba de sacar a la
economía capitalista de la postración en que se encontraba en aquel entonces,
mediante la intervención del Estado en la economía maltrecha, creando una serie
de condiciones para su recuperación.
Con el tiempo, este modelo tuvo serios problemas también, ya que la economía
capitalista volvió a entrar en crisis de productividad, agravada por la subida
de los precios del petróleo, que se dio en los años 1973 y 1979. La
intervención del Estado no pudo evitar estas crisis, por lo que cayó en
problemas también la teoría keynesiana. Si antes el Estado fue la solución
(provisional) del problema, ahora el problema era el mismo Estado[iv].
Keynes no fue ciertamente ningún revolucionario, sino un economista razonable
que intentó frenar los síntomas contradictorios del capitalismo mediante una
serie de medidas correctivas. Pero no consideró al sistema capitalista como un
todo como el problema mismo.
1.4. Al mismo tiempo, la
gran amenaza para el capitalismo de los 80 seguía siendo la Unión Soviética y
su modelo de economía centralmente planificada. Esta era la suprema “herejía”
para los neoliberales. ¡Una economía no ya donde el Estado intervenía, sino que
era el único agente económico! Esto era demasiado, era una aberración para las
teóricos neoliberales, ya que suponía el control total del Mercado. Los neoliberales
piensan que cualquier intervención o manipulación del Mercado representa la
causa de las distorsiones de los indicadores económicos. Sólo hay
"salvación" para "la" Economía, si ésta es dejada a sus
propias fuerzas, ya que la ley de la oferta y de la demanda equilibrará por sí
sola las fuerzas económicas. En otras palabras, la causa de la crisis es la
intervención del Estado en la economía.
En realidad, se “cree” que el Mercado posee mecanismos suficientes y perfectos
para autorregularse. La ley de la oferta y de la demanda es una "ley
natural", absoluta, inamovible, que debe dejarse a su propio desarrollo,
ya que equilibrará por sí misma al libre mercado. Toda intervención
"artificial", externa, en el Mercado sólo provocará más problemas. Por
consiguiente, el neoliberalismo se presenta como una 'religión del Mercado',
dónde éste se concibe como una institución perfectamente autorreguladora y
equilibrada. Este es su dogma fundamental.
1.5. A partir de su “fe”
única en el "dios Mercado"[v]
y su dogma fundamental (su autorregulación), el neoliberalismo elabora una estrategia
de acción bien definida y constante:
(1) Privatización
Se afirma que la empresa pública es ineficiente y burocrática, por lo que hay
que privatizar estas empresas y "racionalizarlas", para que sean más
productivas y/o competitivas. Sin embargo, la tendencia es a privatizar
las que son realmente rentables... Las otras se las deja caer, para que mueran
por sí mismas.
(2) Restauración de las utilidades o beneficios
a partir exclusivamente de los precios de Mercado
Esto significa que una serie de necesidades fundamentales, como el agua, la
luz, los transportes públicos y los productos básicos, van a ser regidos
únicamente por la lógica del Mercado, según la ley de la oferta y la demanda, y
no según la lógica de las necesidades básicas.
Esto implica que tienden a desaparecer:
- programas de Seguridad Social
- programas de construcción de vivienda por el Estado
- leyes de salario mínimo
- legislación a favor de los sindicatos
- impuestos a las importaciones
- controles de precios
- subsidios
- etc.
En otras palabras, el objetivo básico del neoliberalismo apunta
fundamentalmente, de un modo consciente o inconsciente, a la maximización de
las ganancias de los empresarios privados y no a la satisfacción de las necesidades
básicas humanas.
(3) La liberación total del comercio exterior
Es decir, que haya una libre y universal circulación de las mercancías, siendo
mínimamente tasadas o aranceladas (aunque la tendencia es que no sean en
absoluto), si vienen del exterior (apertura total del mercado nacional al
comercio exterior). Esto significa la entrada masiva de multinacionales en las
economías "nacionales".
(4) Configuración de un esquema jurídico apropiado
Es decir, elaboración de un marco jurídico apropiado para esta
"transnacionalización" de la economía. Está destinado además a
proteger eficazmente la propiedad privada de las empresas, garantizando así los
beneficios del esfuerzo empresarial, con cargas fiscales escasas o mínimas.
(5) Reducción del Estado a su mínima expresión
Es la teoría del "Estado mínimo". El papel del Estado queda reducido
al de ser un garante del orden neoliberal y crear las condiciones para que este
sistema se reproduzca. ¡Jamás debe intervenir en el Mercado! Muchas veces se
convierte en un Estado policial-militar, para contener las insatisfacciones
sociales que se van generando. Es un mero garante de que "las reglas de
juego" no sean alteradas.
Todas estas estrategias se realizan mediante una serie de
tácticas o prácticas:
(1) Implantación de los PAE
Los PAE (Planes de Ajuste Estructural)[vi]
son decididos desde fuera por organismos supranacionales, como el FMI (sobre
todo) y el Banco Mundial. Las políticas son normalmente de corte neoliberal,
monetaristas y de ámbito macroestructural.
(2) Recortes de presupuestos en el área de política social
Afecta principalmente al área de Salud y Educación. Se pretende con esto sanear
el déficit fiscal y garantizar el pago de los intereses de las deudas. Esto
incide principalmente sobre las capas más empobrecidas de la sociedad, que
además se ven afectadas por la ausencia de puestos de trabajo.
(3) Hiperpotenciación de la tecnología,
especialmente de la tecnología de punta
Sobre todo se mueve en el terreno informativo-comunicacional, la robotización
computarizada y en el área militar. Es decir, el capital constante se fortalece
en detrimento de la mano de obra o capital variable (especialmente en contra de
los trabajadores/as menos cualificad@s). Se trata de la famosa variación en la
composición orgánica del capital.
(4) Fuertes contradicciones sociales y exclusión
La riqueza se acumula extraordinariamente en proporciones hasta hoy nunca
vistas en manos de una serie de privilegiados (las empresas trasnacionales),
pero aumentan al mismo tiempo la miseria y la marginación de las
mayorías sociales. La 'exclusión' pasa a ser la categoría definitoria de las
actuales relaciones capitalistas. El mercado neoliberal es incapaz ya de
explotar a toda la humanidad. Para funcionar, debe tener cada vez menos gente
trabajando, es decir, gente cualificada al frente y robotización ampliada. Es
su contradicción básica: extensión de Mercados, pero contracción de
trabajadores/as. ¿Por cuánto tiempo se mantendrá esta contradicción? Por
eso, hoy día es hasta un privilegio ser explotad@, especialmente en los países
pobres de esta "nave Tierra", porque al menos significa que se
"tiene" trabajo (sin entrar ahora tampoco en otras estrategias del
capital que todavía complican más la cosa: la flexibilización de la mano de obra,
la flexibilización cuantitativa, geográfica y temporal, así como la
flexibilización salarial).
1.6. Si pasamos ahora al
ámbito de lo político, podemos relacionar lo anterior con las
estrategias que se están desarrollando. En primer lugar, podemos decir que el
Estado-Nación ha entrado en crisis. Este modelo de institucionalización y
legitimación del poder fue útil durante varios siglos a la burguesía, ya que el
capitalismo se construía dentro de esos países (aunque, por supuesto,
saqueando a "sus" colonias: véase cómo Marx describe la acumulación
originaria del capital).
Sin embargo, la fracción hegemónica hoy es la burguesía transnacionalizada, y a
ésta le perjudican las fronteras nacionales. El capital de hoy es un capital
cada vez más transnacionalizado, y este tremendo poder financiero (en muchos
casos, especulativo) necesita moverse a velocidad de computadora. El cosmos es
su "lugar natural" (a través de los satélites de comunicación, rompe
cualquier barrera nacional).
Actualmente, los Estados naciones sólo tienen, de hecho, unas ciertas
atribuciones: garantizar las "reglas de juego", no intervenir en el
fetiche-Mercado, facilitar marcos jurídicos adecuados para las nuevas
relaciones de poder económico, abstenerse de intervenir en políticas sociales
(privatización de la enseñanza y de la salud), control policial-militar y de
"inteligencia" de la población, marketing del Mercado, y si
hace falta, algunos “programas" de tipo asistencial en los países pobres,
para que no cunda demasiado el pánico y no haya peligro de insurrección
popular, con lo que se alteraría la seguridad de reproducción del capital y de
sus propietarios.
1.7. La política
verdadera y efectiva no se hace entonces ya en los Parlamentos, sino en
pasillos y mesas ocultas. La política contemporánea es "ocultista".
Lo demás es imagen: electoralismo, cupulismo de los partidos, espectáculo...
Algunos autores ya han señalado que estamos en la "era del
espectáculo"[vii].
También las campañas electorales son transformadas por los “medios” en
espectáculo. Se vende un candidato, como quien vende un frigorífico o un
televisor: la cosa es "vender imagen". Luego, cuando se gana la
mayoría de los votos, se hace la política de siempre, que es ahora la
transnacionalización (y globalización) del capital. Estamos en una dictadura
del capital.
Hay, por consiguiente, una crisis de representatividad, de
gobernabilidad. La misma democracia formal está en crisis. ¿Quién representa a
quién? Al fin y al cabo, los que suben al poder luego tienen que hacer las
políticas que les dictan (por ejemplo, el FMI o el BM). Esto en el caso de que
tengan un poco de vergüenza y quieran realmente hacer algo por el pueblo al que
dicen representar. Luego, a los cuatro años vuelven de nuevo al ataque. Y si se
han quemado lo suficiente, habrá rostros de recambio... para llevar a cabo
"más de lo mismo". Alguien ha definido ya la política como “el arte
de engañar al pueblo”... Los fenómenos de corrupción son entonces fenómenos
estructurales y no meramente casuales.
Pero la democracia representativa, que sólo a pocos representa, a los intereses
más elitistas, y esto disfrazado y bien vendido, todavía es funcional al
Sistema. Sigue siendo funcional al neoliberalismo. La cuestión es que el Estado
se estructure con las características que antes hemos indicado. Pero lo que
manda es la globalización neoliberal, la transnacionalización (y globalización)
del capital dentro de un Mercado Único mundial. Es el Estado Mínimo.
4.1.8. Sin embargo, al
debilitarse el Estado-Nación en provecho del Mega-Estado transnacionalizado
(que podemos entenderlo como la red de multinacionales y de sus intereses), se
abre la posibilidad de una lucha local y micro del poder. Como escribimos
alguna vez:
"El mundo está entrelazado así entre lo 'mega', lo 'macro' y lo 'micro'.
Desaparece lo 'meso'. Es decir, sin pretenderlo, deja la oportunidad que desde
lo micro se lancen propuestas alternativas concretas (son las denominadas
"brechas del sistema"). Son propuestas muy "pegadas" a la
realidad concreta en que se vive (por ejemplo, todo lo referente a la economía
"informal" alternativa)"[viii].
Precisamente, podemos interpretar, por ejemplo, al movimiento neozapatista de
Chiapas como este intento de politizar las luchas sociales desde lo local.
Claro que, epistémicamente, la rebeldía de Chiapas ha provocado una
"globalización" también de la resistencia, pues ha permitido en México
(y más allá de las fronteras mexicanas, como "efecto ejemplar")
entrelazar más profundamente el tejido social. Ha habido con esto un
crecimiento de la sociedad civil mexicana.
1.9. Y aquí tocamos otro
punto interesante, puesto en la agenda de las grandes discusiones sociales
actuales: el de la 'Sociedad Civil' (incluso de una ‘Sociedad Civil Mundial’),
por más que el término pueda ser una caja vacía donde todo valga. Pero es
normal que así sea, por el momento. La crisis de los partidos y de sus formas
autoritarias y jerárquicas de ejercer a lo interno el poder (aunque algunos se
autocalifiquen de izquierda), cuando no de mero cupulismo, culto de la
personalidad, secretismo, sectarismo e incluso corrupción (por la imposibilidad
estructural de que sean fiscalizados por la base) está haciendo surgir, o bien
el absentismo, o bien otras formas de participación política (o bien las dos).
Pero el descrédito partidario permite repensar lo político como tal. Al
fin y al cabo, la forma 'partido' es la forma adecuada para la democracia
burguesa y se ha convertido durante décadas en el sujeto político por
excelencia. Como el neoliberalismo reconfigura las cosas de otra manera, es
lógico que lo político progresivamente vaya pasando de la esfera institucional
a la ciudadana.
Evidentemente, hay al menos dos posibilidades de leer esto: en plan de
co-gestión entre Estado y Sociedad Civil dentro de una Teoría de los Tres
Sectores (es, entre otras, la fórmula socialdemócrata), donde el Mercado sería el
otro sector, o bien en la de vaciamiento del Estado y regreso del poder
político a la Sociedad Civil, no como un poder supra-civil, sino intra-civil.
La primera lectura no deja de ser francamente sistémica y recuperable para un
capitalismo más abierto, pero al fin y al cabo capitalismo ("confites en
el infierno", como dicen en Nicaragua). La segunda, la denominamos
'autogestionaria' y muestra un nivel mayor de madurez política por parte de la
ciudadanía. El tiempo dirá hacia donde caminamos.
1.10. Finalmente, a nivel
simbólico, podemos detectar lo que se ha venido llamando la tiranía del
"pensamiento único". Básicamente consiste en vendernos la idea de que
no hay más alternativa que la que existe. Es una versión modernizada de
Leibniz: vivimos en el mejor de los mundos posibles. Los más
"críticos" dentro del Sistema hasta podrán conceder que vivimos en el
menos malo de los mundos posibles (recuérdese la ironía de W. Churchill sobre
la democracia). Pero de ahí no pasa la cosa.
Se trata de un chantaje de alternativa única. Es un insulto a la capacidad
creativa e imaginativa de hombres y mujeres de todas las razas, credos y
clases. Hay muchísimos paradigmas alternativos (empezando porque no hay la
Economía, sino diversos paradigmas económicos: vivimos uno de ellos, tal vez
precisamente no el más glorioso, con lo que esto refuerza la duda, frente a
Aristóteles, de que el ser humano sea realmente "racional").
1.11. Este pensamiento
único atraviesa toda la "industria cultural" (la expresión es de Adorno-Horkheimer,
y muy utilizada en la Escuela de Frankfurt). Hoy son los medios de
comunicación los que fabrican la verdad y juzgan lo que es verdad y
mentira. Pero estos medios representan determinados intereses, que normalmente
están de acuerdo con el Sistema. Así que, desde que nacemos, somos bombardeados
por la escuela y los medios de (in)comunicación, que nos repiten a todas horas
que tenemos que ser competitiv@s, mejorar siempre tecnológicamente (para
aplastar a nuestros competidores/as), que nuestro dios sea el éxito,
principalmente financiero, y que cada día superemos el status que vamos
alcanzando. He aquí la más clara filosofía del "infarto de corazón".
Los medios de "comunicación" representan los aparatos más fuertes de
producción y circulación de ideología (en el sentido más profundamente
marxiano del término, es decir, peyorativo). La ideología neoliberal atraviesa
varias capas comunicativas: las telenovelas, los anuncios, las secciones de
muchos editoriales de periódicos sesudos y "responsables", los
programas de deporte (el nuevo opio de los pueblos), etc.
En este sentido, parafraseando el "mayo del 68 de París", que
escribía por manos anónimas: "Seamos realistas, pidamos lo
imposible", como crítica a los programas "realistas" de los
políticos “maduros”, tenemos más bien que decir ahora: "Seamos efectivos,
seamos irresponsables". Tal vez algún político se convierta a esta otra
política: la que ellos (son normalmente varones) llaman "la política de
los irresponsables"[ix].
Hablamos de los nuevos movimientos sociales y de su filosofía, articulada en
torno a la Sociedad Civil.
1.12. Asistimos además a
una crisis de valores, ya que los que predominan son más bien anti-valores:
consumismo, individualismo, "sálvese quien pueda", moral maquiavélica
del éxito a toda costa, acumular más y más bienes, competitividad en cada gramo
de piel. Somos los “evangelizadores” de esta "civilización del objeto"
(J. Baudrillard). Y en la línea de M. Foucault, que lo resaltó a lo largo de
sus escritos, podemos decir que esta ideología no está presente sólo en los
espacios institucionales, sino que atraviesa las relaciones sociales de lo
cotidiano.
Si la ideología atraviesa horizontalmente lo cotidiano, debemos enfrentarnos a
ella también desde lo cotidiano. Por tanto, es una lucha “cuerpo a cuerpo” y
mental (“colonización de las mentes”) con la ideología. Empezando por el cuerpo
y las diversas maneras en que la ideología controla nuestra corporalidad. Por
eso, el tema de la corporalidad es clave para la espiritualidad liberadora de
hoy.
1.13. A todos los datos e
interpretación presentados, quisiéramos añadir el análisis "global"
que hace también un gran conocedor de la globalización neoliberal que es
Ignacio Ramonet. En efecto, estamos bajo el intento de homogenización del
"pensamiento único". En opinión de Ignacio Ramonet[x] estamos asistiendo a tres
revoluciones simultáneas: (1) la tecnológica, (2) la económica y (3) la
sociológica.
(1) La revolución tecnológica es una revolución a nivel de la
comunicación-información, en un doble aspecto: la cerebrización generalizada de
las máquinas y la revolución numérica o digital. A través de la digitalización
generalizada es posible unificar tres sistemas de signos hasta ahora
independientes: sonido, dibujo, texto. De esta manera,
cualquier texto, imagen o sonido pueden ser difundidos mediante su
transformación en impulsos electrónicos, que se mueven a la velocidad de la luz
(que se convierte así en un absoluto, en el "real time": recuérdese a
este respecto la revolución física y epistémica de A. Einstein).
(2) La revolución económica de hoy se refiere al predominio de las actividades
financieras. Nos hallamos inmers@s en la economía de lo inmaterial
(intercambio, venta y comercio de valores y de monedas) y en un intercambio
planetario de la economía financiera (se apunta que unas 50 veces superior al
intercambio en la economía real o intercambio de productos concretos).
La economía de lo inmaterial incluye la economía de la comunicación, de la
información y de la cultura, que se pueden digitalizar y transmitir
planetariamente. En definitiva, estamos dentro de la doble característica de la
revolución económica: financiarización e inmaterialización. Ello
apunta a la globalización de la economía.
Finalmente, (3) la revolución sociológica, que más bien podríamos
calificar de revolución política. Es decir, el concepto de poder
está hoy en crisis. ¿Quién detenta hoy realmente el poder? Tradicionalmente, ha
sido el poder vertical, jerárquico, autoritario. Hoy se busca más bien el poder
horizontal, en forma de red, de "telaraña". De ahí la importancia de
la consensualidad[xi]
y para eso la decisiva ayuda de la tecnología comunicacional[xii].
De todo esto se infiere que han cambiado los paradigmas. Desde T.S. KUHN, un
paradigma es un modelo general de pensamiento que nos permite estructurar los
diferentes aspectos de la realidad[xiii].
Los dos pilares del paradigma dominante hasta ahora han sido: (1) la idea de progreso
y (2) la idea de la cohesión social. Estos pilares arrancan del siglo
XVIII, de la Ilustración.
El objetivo del ‘progreso’ era que entre ricos y pobres no debería existir
nunca una distancia demasiado grande, porque si la hubiera, el choque entre ambos
sería también grande, brutal y violento. La idea del progreso sería lograr
sociedades políticamente pacíficas.
Hoy esto aparecería sustituido por el paradigma de la comunicación, cuya
filosofía general es que hay que dialogar, tenemos que comunicarnos, tenemos
que entendernos[xiv].
Es decir, debemos pacificar las sociedades y excluir la violencia de su seno.
La concepción de la cohesión social es la finalidad de los regímenes políticos
democráticos. Tenía como fundamento teórico un modelo científico y técnico: la mecánica
universal de Newton. La sociedad aparecía como una máquina mecánica
perfecta (imagen del ‘reloj’, que articula espacio y tiempo). A la base, la
idea de un espacio sin límites y un tiempo absoluto.
Sin embargo, esta concepción entra en crisis con el surgimiento del Mercado
Total. El mercado organiza así la sociedad desde todos sus aspectos. Es
omnipresente: abarca todas las actividades de la sociedad (incluso deporte y
cultura). Como escribe nuestro autor: "La vocación del mercado es
convertirse en la ley que organiza todas las actividades humanas"[xv].
Pues bien, el hecho de tres revoluciones más el cambio de dos paradigmas,
provoca la existencia de un sistema nuevo. Una especie de esfera, que
Ramonet denomina Sistema PPII. Son éstas las iniciales de las cuatro
características fundamentales de las actividades que se dan en él:
* Permanentes
* Planetarias
* Inmediatas
* Inmateriales
Permanentes: tienen lugar las 24 horas del día. Planetarias: se
extienden al conjunto del planeta. Inmediatas: se puede intervenir sobre
las actividades en cualquier momento. Inmateriales: trabajan mediante
impulsos electromagnéticos.
Y concluye:
"El nuevo sistema PPII funciona literalmente como una nueva divinidad,
pues sus cuatro características son las que se atribuyen a Dios. Dios es
permanente, es planetario, es inmediato y es inmaterial"[xvi].
En definitiva, la esfera del PPII es la esfera de la economía financiera,
mercado de valores, mercado monetario, información, comunicación, gran parte de
la cultura de masas...
¿Cuáles son las consecuencias de todo esto?
En primer lugar, el poder político se encuentra totalmente desfasado. Si antes,
ellos (los políticos) podían intervenir en el terreno del progreso y la
cohesión social, ahora no pueden intervenir en el de la Comunicación y el del
Mercado.
En segundo lugar, en opinión de Ramonet, estamos en la segunda revolución
capitalista: es la disminución (¿desaparición?) del poder político. Los nuevos
amos del mundo son los dirigentes de empresas y los dueños de inmensos grupos
mediáticos.
En tercer lugar, como consecuencia de lo anterior, tenemos que la jerarquía de
los poderes es triple:
(1º) Económico
(2º) Mediático (medios de comunicación)
(3º) Político.
En cuarto lugar, podemos preguntarnos: ¿en qué queda la participación
democrática de un/a ciudadan@? Históricamente, era mediante el voto y mediante
las posibilidades que le daba la Constitución de protestar, de manifestarse.
Sin embargo, ahora, con estas dos modalidades, lo único que se puede modificar
es la configuración política. Las actuales democracias son
"democracias impotentes" (cfr. p. 39). Los principales espacios de la
política internacional son, pues, los mercados financieros.
Después de todo esto, preguntémonos: ¿Qué es el 'pensamiento único' (PU)?
Es el pensamiento (el "consenso") que nos repiten constantemente
quienes controlan la comunicación y el Mercado. Se convierte en una
“machaconería” ideológica. Configura el "círculo de la razón". Pensar
de manera "diferente" es salirse entonces del "círculo de la
razón". Estamos realmente en una etapa ideológica totalitaria.
Hoy, en opinión de Ramonet, un solo Estado, como el de los EUA, domina el mundo
como nunca antes lo dominaron, en cinco terrenos: político (obviamente),
económico (es la primera potencia económica mundial), militar (la única superpotencia
militar del mundo), cultural (imponen la "world culture" o
"american way of life"), tecnológico (los primeros en tecnología).
Sin embargo, y paradójicamente, con esta serie de transformaciones, tienen muy
poco poder efectivo. Bill Clinton no era el hombre más poderoso del mundo en su
momento. Tampoco lo creemos que lo sea hoy George Bush. Y esto porque los
verdaderos actores de la vida internacional ya no son los Estados, al menos en
su integralidad. Los Estados están en crisis de identidad. Igualmente,
hay una serie de conceptos en crisis en este mundo con nuevos actores:
frontera, soberanía, democracia, partido político, sindicato...
Frente a esto existen tres actores importantes que condicionan la vida
en un mundo globalizado:
(1) Agrupaciones de Estados
Son zonas integradas económicamente (Unión Europea, TLC, Mercosur, Asociación
de Países de Asia-Pacífico). Podríamos decir que el lema es: "¡Integrarse
o morir!"
(2) Los grandes grupos industriales, las grandes empresas, los grandes
grupos financieros y los grandes grupos mediáticos
Todos ellos son globales y están dentro de la esfera del PPII.
(3) Las ONG's globales
Tienen
influencia en algunos Estados (p.ej., 'Amnesty International',
'Greenpeace'...).
Es decir, nos encontramos ante una nueva categoría social: el de los actores
globales.
En conclusión, nos hallamos en un momento complejísimo, según nuestro autor,
donde coexisten:
(1) Tres revoluciones
(2) Un cambio de paradigmas
(3) Un sistema con cuatro parámetros fundamentales (que se modifican
aceleradamente)
(4) Un escenario de poder con tres nuevos actores.
Y concluye: "Nosotros también tenemos que aprender a ser actores en este
nuevo escenario"[xvii].
Teniendo en cuenta el anterior análisis sistémico (aunque no en el específico
sentido de Niklas Luhmann, sino más técnico
de un análisis global del Sistema), pasemos a continuación a una reflexión
sobre globalización y tecnología informacional.
[NOTA: En los
últimos tiempos venimos asistiendo, con todo, a un “desfondamiento” del neoliberalismo
más duro. Diríase que los mismos sectores dominantes del modelo se dieron
cuenta de que les ha conducido a situaciones extremas de “sálvese quien pueda”,
sin mecanismos de control más amplios y donde se hallan en continuo riesgo. Las
mismas multinacionales se hallan afectadas por una “lucha sin cuartel”, en la
que nadie está seguro del día de mañana. Se empieza a ver de nuevo el discurso
de volver a medidas más protectoras del ámbito social. Pero este cambio gradual
no ha impedido también formas violentas y militaristas del Sistema, como por
ejemplo las guerras de Irak y de Afganistán. Forma parte de un imperialismo
endurecido, con ribetes incluso de tipo fascista por parte de la actual
Administración de G.W. Bush. En todo caso, pese al “desfondamiento” del
neoliberalismo, persiste la globalización, por lo que nuestras reflexiones
tienen todavía sentido].
2. La crítica del
Holismo al universo simbólico de la globalización neoliberal
2.1. Lo que se pretende en este apartado del es, siguiendo la lógica de
nuestro trabajo, llevar a cabo una crítica de la globalización neoliberal desde
un punto de vista holístico.
Queremos mostrar aquí que el
Holismo (H, en adelante) podría ser una buena orientación teórica para una
labor de universalidad integradora y no tan des-integradora y excluyente como
la neoliberal. Creemos que no existe problema con la globalización per se
y que, en ese sentido, hasta se puede considerar un aspecto positivo de la
evolución humana. El problema, en nuestra opinión, radica más bien en la
orientación que se da a esta globalización, que al ser de tipo neoliberal, es
bastante reduccionista, unilateral y excluyente.
De ahí, pues, nuestro
objetivo: mostrar cómo una globalización ‘holística’ puede hacer una crítica
radical
(= de raíz) de la globalización neoliberal, cómo es deseable una
globalización holística y qué estrategia podría tomar.
Nos vamos más a centrar en el
ámbito ‘cultural’ (en su sentido más amplio). Y, sobre todo, llevarlo a cabo
desde un planteamiento holístico. La pregunta central aquí es: ¿Qué tipo de
crítica realiza el H a la globalización neoliberal y cuáles son sus
componentes?
2.2. En efecto, en este punto debemos analizar críticamente los
fundamentos teóricos (filosóficos) de la globalización neoliberal desde el
punto de vista holístico. Es lo que llevamos a cabo a continuación. Pero toda
crítica debe saber separar “el trigo” de “la cizaña”, es decir, los elementos
positivos de los negativos. Es una mala crítica el fijarnos solamente en los
aspectos negativos y limitados de la globalización adjetivada como
‘neoliberal’. Una crítica “profesional” debe integrar elementos positivos y
negativos y luego sacar el balance general.
2.2.1. Por eso, en primer lugar, veamos resumidamente los aspectos positivos.
(1) Es importante, en nuestra opinión, la crítica que hace la
globalización neoliberal (GN, en adelante) al totalitarismo de Estado.
Aunque pudiera haber una planificación fundamental de las necesidades
económicas básicas (cosa que, por otra parte, no admite la globalización
neoliberal), se necesitan indicadores coyunturales del desempeño económico.
Esto exige alguna forma de mercado, como elemento complementario de la
planificación básica (lo que no implica, por otra parte, que sea estatal:
pudiera ser autogestionariamente societaria).
Lo que habrá que calibrar es
esta integración entre planificación básica o fundamental y mercado libre. Pero
decimos que no necesariamente esto debe ser concebido bajo un esquema
socialdemócrata o de iniciativa del Estado. En todo caso, esto no es un tema a
desarrollar en detalle aquí.
Filosóficamente, el
totalitarismo de Estado es una forma de dictadura, donde los individuos son absorbidos
por un Estado colectivizador. Es una forma de “globalización” sin respeto de
las individualidades, que deben tener su reconocimiento (“derecho a la
diversidad”) dentro de un planteamiento holístico. De hecho, defendemos un H
con diversidades.
La limitación del la globalización
neoliberal aquí es que se pasa al extremo contrario. Criticando al
totalitarismo de Estado cae en el totalitarismo de mercado, donde las
asimetrías graves permanecen y nunca se solucionan.
(2) También tiene valor la defensa que hace la globalización
neoliberal del individuo y de su/s libertad/es.
En efecto, cualquier proyecto
que no respete a los individuos como tales y sus posibilidades de libertad es
como un proyecto que resulta anti-democrático desde su propia base y castrador
de su auto-realización. Los individuos no pueden quedar absorbidos en un “ente
colectivo” (sea el Estado o se llame como se llame sus sustitutos) que no
respeta las libertades formales individuales (derechos políticos). Igualmente
las sociales: derechos económicos, sociales y culturales. También los derechos
de la tercera y cuarta generación, etc., como pueden ser los derechos de la
naturaleza, de la autodeterminación de los pueblos y de las minorías
marginadas.
El problema sería caer en el
individualismo, olvidándose de la equidad social y de las asimetrías de
poder, que hacen que unos individuos predominen sobre otros, con lo que la
libertad se queda reducida a un mero apelo formal y abstracto, sin concreción
real.
(3) La globalización neoliberal ha impulsado, es preciso reconocerlo,
el avance técnico y científico, siquiera sea para obtener mejores y más
amplias plusvalías. El avance tecno-científico es positivo, porque puede
contribuir al bienestar de la Humanidad.
El problema es la desfinalización
de dicho avance. Es decir, que está al margen de la autorrealización del ser
humano e incluso puede atentar contra él. Desde un punto de vista filosófico,
el problema consiste en poner el avance cuantitativo por encima del cualitativo
o, incluso, a costa de éste. Además, queda por discutir qué se entiende
realmente por progreso. ¿Significa que todo lo que es posible construir
hay que construirlo (= la técnica por la técnica)? ¿Cuáles son los indicadores auténticos
del progreso como tal? La globalización neoliberal no lo aclara, sino que los
da por supuestos, sin analizarlos críticamente.
(4) Producto de ella y, al mismo tiempo, su impulsionadora, es la creciente
circulación de la información. Lo podemos titular de verdadera ‘revolución
informativo-comunicacional’.
La globalización neoliberal
no sería lo que sería sin este aporte de la digitalización global, como
analizamos en su momento, al trabajar a Ignacio Ramonet. El tecno-capitalismo
actual es impensable sin la revolución comunicativa, que pone en contacto, en
cualquier instante, a las comunidades y a los individuos más alejados (es el
caso de Internet).
Sin embargo, no se puede
confundir la “comunidad virtual de Internet” con la globalización neoliberal.
Dicha comunidad puede existir sin el modelo neoliberal de la globalización.
Aquí, el H puede intervenir perfectamente, intentando mostrar que ese fenómeno
es irreversible y que esa globalización informativo-comunicacional, esa ‘sociedad
de la información’, como ha sido denominada ya, puede existir perfectamente
bajo otros parámetros. Por ejemplo, los holísticos.
El gran problema filosófico
de la globalización neoliberal es, pues, su unilateralismo y reduccionismo, ya
que afirma principios importantes, pero sesgados y desconectados de otros
valores tan importantes como los que afirma, pero que quedan así
des-equilibrados y des-armonizados.
2.2.2. En segundo lugar, veamos los aspectos negativos.
En efecto, la debilidad
fundamental o básica de la globalización neoliberal para la crítica holística
es que reproduce perfectamente y en general el esquema mental del paradigma
analítico-cuantitativista, con todas sus limitaciones.
¿Qué significa esto?
Significa que
epistemo-ontológicamente está regida por el paradigma fragmentario de la
realidad. En este sentido, es anti-holístico. Concibe la totalidad como la suma
de las partes, de manera que el cuantitativismo le es inherente. No es que lo
cuantitativo no sea importante. Pero, en todo caso, es sólo un elemento de un
todo más amplio.
El otro paso que da la
globalización neoliberal es la absolutización de la fragmentariedad. Por
ejemplo, pone el Mercado como una totalidad, de tal manera que puede ser
acusada perfectamente de defender una idolatría de Mercado, donde los
individuos pueden ser sacrificados en el nuevo altar de la ley de la oferta y
de la demanda. Esto se transforma inconscientemente (es decir,
acríticamente) en un absoluto, de tal manera que lo que no es vendible
sencillamente no vale.
Este materialismo de bajo
nivel puede tener sus justificaciones, pero es axiológicamente inconsistente,
como la teoría de los valores ha demostrado desde hace ya tiempo.
Reducir el ‘valor’ a una mera
acción de mercado es rebajar la democracia a mera estadística de ventas, en la
que ellos evidentemente no encajan. Que solamente vale el valor que se vende es
circunstancializar de tal manera los valores humanos que son degradados totalitariamente
a una ley de la oferta y la demanda divinizada como “ley natural”. Es rebajar
los valores humanos al nivel de una “democracia de mercaderes”, entendiendo muy
mal el papel del mercado dentro de la vida humana como un todo y con el cosmos
como referente de sentido (l@s creyentes podrían hablar aquí de un Referente
Último, tenga el nombre que tenga).
Pero detectada esta
inconsistencia general, intentemos ver todo esto a continuación de manera más específica.
(1) Una inconsistencia importante es el individualismo de que
hace gala el neoliberalismo globalizador (mejor incluso que globalización
neoliberal). Ya hemos comentado que el respeto por la individualidad es un
principio fundamental en el Holismo, si bien la individualidad es un fenómeno
flexible y provisional, nunca acabado ni absoluto.
El problema de la
globalización neoliberal es la absolutización del individuo, con lo que caemos
en el individualismo. Nos pasamos así al extremo contrario del que se
había criticado antes: el totalitarismo de Estado. Nos parece que la solución
no es un reduccionismo unilateral sino apuntar a un esquema más comunitario.
Nos parece que el socialismo humanista, no de Estado ni totalitario, sino
respetante de la libertad personal sería el mejor antídoto holístico frente al
individualismo galopante, anómico y desestructurador de lazos sociales que
presentemente sufrimos.
(2) La GN se funda también en una competitividad absolutizada,
por encima de los valores de la cooperación y la solidaridad. Cuando se pone
como valor supremo del “desarrollo de la historia” a la competitividad se corre
el riesgo de marginar a la “basurero de la historia” a tod@s aquell@s que no
han tenido realmente igualdad de oportunidades, que se encuentran en comunidades
con escasas habilidades tecnológicas competitivas.
No nos parece que la solución
al problema sea eliminar a l@s pobres e inadaptad@s de esta realidad social
impuesta. La lucha contra el empobrecimiento, la explotación y la opresión debe
ser, eso sí, una lucha de tod@s, para lograr un mundo más estable y equitativo.
Por ahí apunta una visión holística de las cosas.
(3) Muy relacionado con lo anterior está el darwinismo social, el
defender la lucha de tod@s contra tod@s, donde gana el más adaptado. Una
postura extrema como esta puede ser hasta expresión de “higiene social
fascista”, muy del gusto de los nazis.
Si se puede hablar aquí de
‘sociedad’, se debe entender por esto una serie de mecanismos de apoyo de la
especie humana para que tod@s tengan condiciones de sobrevivir en ámbitos
negativos para su existencia. No se puede entender una pseudo-sociedad, donde
solamente los vencedores tengan derecho a sobrevivir, a costa de la gran
mayoría de desplazados por esta “guerra social” de tod@s contra tod@s.
Obviamente, esto nos parece atentar contra los valores de la humanidad y por lo
tanto no construye un “campo humano” de perfeccionamiento, crecimiento mutuo y
construcción de interrelaciones fecundas para tod@s.
Por lo tanto, no defendemos
esta “agonía” universal, esta lucha de tod@s contra tod@s, sino un espacio
común de protección fundamental comunitaria, como base para el ejercicio de
creatividad y construcción permanente de la gente y comunidades específicas
implicadas.
(4) Igualmente nos parece fuera de órbita la defensa extrema de la GN
del éxito por el éxito. Esta “ética” del éxito, o del ganador, a costa
de perdedores/as, nos parece más bien un anti-valor que un valor. Porque acaba
con todo y con tod@s. Unos pocos vencedores están además condenados a vivir en
constante vilo para no perder lo adquirido en titánica lucha, a costa a veces
de pedazos importantes de la propia humanidad, utilizando las mayores
deshonestidades y corrupciones, con tal de “mantenerse siempre arriba”.
Esta “pedagogía” es una
pedagogía suicida, que destruye mentes y corazones de tanta gente, y va
destruyendo las redes de interrelación y apoyo comunitario. Vemos aquí a qué
extremos llega el fragmentarismo: el “éxito” de unos pocos “fragmentos” implica
la pérdida, la destrucción y el desaparecimiento de otros fragmentos, l@s
perdedores/as.
De todas formas e
infelizmente, esta mentalidad es muy vieja en la historia de la Humanidad: son
los vencedores los que escriben la Historia. Nadie habla de las víctimas ni
parecen interesar a nadie. Para nosotros, esto es un grave contra-valor dentro
de un planteamiento holístico.
(5) En definitiva, lo que se nos está proponiendo en esta visión de GN
es una plutocracia permanente. En otras palabras, es un culto al dinero,
a la riqueza, al capital, por encima de los valores humanos. No es que la
riqueza, una cierta riqueza, sea de abandonar para cualquier proyecto social y
personal. El problema es otra vez la desfinalización de los valores. Lo que debe
ser un medio se convierte en un fin-en-sí. A costa siempre del
valor más importante que es el de la persona humana.
Éste es el ‘fetichismo del
dinero’, al que hemos aludido ya en otro momento. Cualquier fetichismo supone
una inversión de valores: un valor específico se absolutiza y se pone por
encima de los demás, subordinándolos a todos. “El mundo está del revés”, se
dice frecuentemente, lo cual es una manera de expresar popularmente esta
estrategia fetichista, que es una estrategia de muerte y no de vida. Se
convierte así en un contra-valor.
Muy al contrario, hay que
volver a poner por encima de todo los valores de la vida como los más
importantes, evitando también caer en antropocentrismos y teniendo una profunda
conciencia ecológica. Los valores espirituales siguen siendo los valores más
profundos y a ellos se deben de subordinar los valores económicos. La economía
está al servicio del ser humano y no viceversa. “El sábado (ley, estructura,
institución) es para el ser humano, y no el ser humano para el sábado”.
(6) Igualmente, la GN considera las asimetrías de poder no un
factor a ser evitado y superado, sino como el “motor de la historia y del
progreso”. Una globalización así nos parece muy peligrosa. Porque es, en
definitiva, una globalización parcializada a favor de unas minorías y no al
servicio de la totalidad de la humanidad.
Los centros de poder siguen
existiendo, pese a la propaganda del Sistema, y la globalización no es realmente
igualitaria para tod@s. Estos centros de poder no son sólo horizontales, entre
unos países y otros, sino que son también verticales, entre unas regiones y
otras de unos determinados países. Así, pueden existir niveles de vida de
“primer mundo” en países periféricos y niveles de vida de pobreza en países
considerados ricos y avanzados. No parece que esta GN haya realmente disminuido
las asimetrías de poder, sino que las ha incrementado. Como suele decirse, en
líneas generales, “los ricos son más ricos y los pobres más pobres”.
Un planteamiento holístico
evidentemente tendría que socializar el poder, distribuyéndolo efectivamente
entre todos y todas. No sólo los macropoderes, sino también los micropoderes.
Tal vez en estos momentos la estrategia de resistencia pasa por fortalecer los
micropoderes, desde lo cotidiano, como ya lo vio décadas atrás M. Foucault.
Las diferencias que siempre
existan no pueden ser diferencias fundamentales. Es decir, presuponen una
igualdad fundamental, donde todos y todas puedan asegurarse un mínimo vital. A
partir de ahí, las diferencias pueden ser optativas y no necesariamente deben
ser medidas según criterios monetarios o cuantitativistas. La satisfacción
personal es, en último término, inmedible, si bien los mínimos vitales sí
pueden ser, más o menos, establecidos de una manera standard:
alimentación, vivienda, trabajo, educación, salud…
(7) El problema general de la GN es la mercantilización total de
las actividades humanas. Va implícito en lo que anteriormente hemos dicho. Sólo
vale lo que es vendible. El criterio definitivo es siempre éste. No importa el
valor intrínseco de algún bien o servicio. Lo que importa es si es vendible en
el mercado. De esta manera toda actividad humana es valorada dentro de un
esquema de “oferta-demanda”.
En realidad, esto no es
absolutamente absurdo. El problema empieza cuando éste pasa a ser el criterio
definitivo del valor de las cosas. Y no sólo de las cosas. Las personas mismas
pasan a ser encuadradas y obligadas a vivir según este esquema valorativo. De
hecho, es un esquema muy occidental, ya que otros pueblos o culturas, si bien
siempre tienen el aspecto económico como importante, tienen o han tenido otra
jerarquía de valores y otras preferencias.
En esta “civilización” del
mercado total y de la mercantilización absoluta las personas pasan a ser
contempladas como meras cosas (reificación). De ahí su alienación
fundamental. En nuestra opinión, esto no es sino el desarrollo histórico y lógico
de las premisas capitalistas de las sociedades occidentales, que desde hace
siglos vienen imponiendo, filosófica y políticamente, estos criterios a otros
pueblos y culturas de una manera compulsiva. Así, el desastre puede ser también
total.
Como hemos dicho, un
planteamiento holístico es respetuoso de la diversidad cultural y entiende la
globalización desde abajo, desde el compartir las culturas
enriqueciéndose tod@s con los aportes de tod@s. Por tanto, no se trata de uniformizar
todas las culturas, imponiendo una sola visión, sino de dialogar las diferentes
culturas entre sí en igualdad.
Porque éste es el punto
central. Si el diálogo no es en igualdad de poder, no hay tal diálogo. Sigue
siendo imposición, más o menos clara o velada. La actitud holística es una
actitud de responsabilidad ante lo real y, consecuentemente, de respeto
libre a las diversas manifestaciones de la cultura, aunque no sean en último
término sino manifestaciones de una única mente colectiva, que se manifiesta pluriformemente.
Así es como se puede entender la humanización de las culturas.
(8) Ante todo, el planteamiento de la GN dominante es una concepción
filosófica materialista (práctica). Pero no se trata ni siquiera
de un materialismo metodológico como el de la ciencia occidental. Es una
visión globalmente cerrada, pese a las apariencias, donde los valores
espirituales no tienen realmente una cabida de peso. Como dijimos antes, sólo
valen los valores espirituales que sean vendibles.
Todo esto crea tremendas
insatisfacciones interiores. No sólo por parte de las mayorías que se sienten
marginadas del “pastel” universal, aunque muchas veces no lo sepan explicar muy
bien (¡pero lo sienten en su propia carne!). También en la gente del llamado
“Primer Mundo” hay muchas insatisfacciones por un tipo de civilización que sólo
da peso a lo exterior, a lo visible, a lo cuantitativo, a lo medible y
ponderable. La interioridad, los valores de la Espiritualidad aparecen
relegados, en una “civilización” de la superficialidad.
De ahí que, como reacción,
cada vez es más la gente que busca “algo” no muy bien definible, pero “algo”
que se escapa a los valores materialistas más extendidos. Tal vez podamos
identificar este “algo” vagamente como una búsqueda de “trascendencia”,
correctamente entendida como algo alternativo a los valores del Sistema,
tantas veces percibidos como ‘contra-valores’.
Desde al ámbito holístico,
esta “sed de trascendencia” no tiene que ser interpretada como un escapismo,
como algunas versiones pueden parecerlo (o incluso serlo). Esta trascendencia,
ya lo investigamos filosóficamente, es una trascendencia en la inmanencia, una
alternatividad desde lo cotidiano.
Se trata de percibir, sentir,
vivir lo cotidiano desde otras claves más profundas. Los inevitables cambios
personales y estructurales vendrán a partir de aquí. Hay ya gente que piensa
que la crisis del Sistema no es sólo, ni principalmente, una crisis por
contradicciones económicas internas al propio Sistema, sino más hondamente por
una crisis de valores simbólicos. En todo caso, la apuesta del H es por una
forma de vida alternativa al Sistema imperante. No es algo para un futuro
lejano o próximo, sino algo para empezar ya desde hoy. Es urgente. ¡Mañana es
ya demasiado tarde!
(9) Por todas estas razones, se sigue pensando que este orden
establecido es un orden que se impone de manera imperialista, aunque se
pueda disimular en algunos medios de comunicación de masas, normalmente no muy
críticos y favorecedores del status quo.
Aunque en estos últimos
tiempos estamos asistiendo a guerras que parecían ya superadas desde el
discurso oficial, todavía parece que los intereses energéticos (petróleo) y la geoestrategia
del poder mundial siguen siendo fundamentales. Ahora los problemas no son ya
sólo de tipo de filosofía política, sino que envuelven creencias fundamentales
del ser humano como son las religiosas, las actitudes antropológicas ante la
vida o los símbolos últimos con los que la gente se identifica culturalmente.
En suma, esta civilización no es vista como neutral. Volveremos sobre
esto un poco más adelante.
Desde un ámbito holístico
hemos repetido la idea de que una cosa es lo que las cosas parecen y
otra lo que en realidad son. Aunque los ideólogos del Sistema planteen
este mundo como el mejor mundo de los posibles, la opción por las víctimas y
por los que sufren las consecuencias de toda esta concepción del mundo (no sólo
económica, sino también política y cultural) muestra las cosas de otra manera.
Ciertos valores como los de
la Sabiduría y la Compasión budistas, el del Amor universal cristiano
(fraternidad/sororidad), los valores de religiones indígenas (valores que son
también culturales) como respeto a la diversidad y a la naturaleza, con equidad
e igualdad, se tornan entonces cada vez más necesarios en una práctica cada vez
más militarista de este Sistema, presentado en los últimos años como un Sistema
de paz, de diálogo y de encuentro de culturas.
Pero sabemos que las cosas no
son así. Otra vez, entonces, los valores del pacifismo y la no-violencia activa
vuelven a ser centrales en una praxis social holística. A concretar, por
supuesto, para no quedar igualmente en formulaciones abstractas.
(10) Desde una óptica de género, este Sistema de GN sigue siendo
demasiado “masculinista”, demasiado patriarcal.
Es un modelo verticalista de
nuevo cuño, aparentemente menos verticalista que los claramente autoritarios de
otras épocas, pero que también resulta autoritario (de nuevo). Es un modelo de
género de competitividad, de lucha, de éxito, a costa de todo lo demás, que
reproduce los esquemas patriarcales más deleznables. No fomenta un equilibrio
de género, respetando los valores de ‘lo femenino’ (no como algo sustancial,
sino metodológico).
La “liberación de las
mujeres” no consiste en que éstas se incorporen a la competitividad universal,
aunque por supuesto se tienen que incorporar al mundo de lo público y
profesionalizarse, sino que se promuevan los valores alternativos del cuidado,
del apoyo mutuo, de la cooperación, de la interrelación orgánica, del respeto a
la naturaleza, a los niñ@s y a las minorías que siempre se generan, dentro de
su incorporación a la sociedad y a lo público.
Evidentemente, estos valores
no “son” sólo de las mujeres, por más que las más lúcidas nos lo hayan
recordado. Son valores para todos los seres humanos, hombres y mujeres,
que se atrevan a ser de verdad humanos (recuperamos aquí el paradigma
andrógino). Esto es lo que promueve el H, aquí entendido como promotor de
los valores andróginos de una civilización en equilibrio de género, no sólo
entre mujeres y hombres (algo imprescindible), sino también entre ‘lo
masculino’ y ‘lo femenino’, como actitudes ante la vida y no como
esencias sustanciales y sustanciadas.
(11) Dígase lo mismo del ámbito de lo étnico, entendido tanto de
lo indígena o autóctono como de lo denominado a veces ‘racial’. Esta GN aparece
muchas veces como anti-indígena y racista, por más que lo quiera
disimular. Aunque no se afirme esto, pero de hecho la GN ha impuesto una
“cultura uniforme”, no muy respetuosa de las culturas locales.
La “cultura” de la “fast
food”, de la Coca-Cola, de Hollywood, del éxito y del ganador, etc., se
extiende por todas partes, arrasando con las culturas locales y autóctonas, aun
de fuerte tradición histórica. L@s jóvenes son especialmente sensibles a esto.
La atracción que provoca esta “cultura global” no es la misma del encuentro de
culturas en igualdad y diálogo respetuoso. Esto puede implicar también el
resentimiento de culturas fuertes, pero marginadas por la “aplanadora” cultural
del Sistema. En parte, los enfrentamientos entre el fundamentalismo islámico y
esta “cultura global” del Sistema enmarcan esta crisis. En todo caso es un
enfrentamiento entre diversos fundamentalismo: el religioso/social vs. el
economicista (de Mercado).
Es cierto que la
globalización propicia –o puede propiciar- el encuentro de culturas y su mutuo
conocimiento y admiración. Pero no nos parece que el modelo neoliberal, bajo el
que esta globalización se gesta, pueda favorecer este intercambio y
crecimiento, o de hecho lo haya favorecido. Por eso insistimos en que nos
parece positiva la globalización como tal, pero no el modelo bajo el cual se
propaga. Creemos que esto hará precisamente poner en peligro una globalización
integral.
Aquí es donde se comprende la
crítica filosófica que venimos haciendo a la GN. Es una globalización que
resulta reduccionista de lo antropológico humano. Precisamente, el enfoque
holístico de la globalización permite alcanzar una comprensión (y práctica) más
integral de la globalización. Es decir, no son solamente importantes los
aspectos económicos de la sociedad humana, sino también los aspectos
religiosos, culturales, éticos, etc. Lo que denominamos ‘lo simbólico’, y que
otros denominan sencillamente ‘lo cultural’, en sentido amplio.
Por lo tanto, la propuesta es
de multiculturalidad o polietnicidad (“tod@s somos indígenas”),
pero integrados en un paradigma global, no de destrucción, sino de
omnicomprensión de lo humano como multifacético/uno. De nuevo, la unidad que se
da en la pluralidad. Lo que está en juego es un proceso civilizacional y no
meramente algo “folclórico”, entendido esto de manera superficial.
(12) También hay que insitir en lo que podemos denominar ‘lo
anti-ambiental’ de la (esta) GN. Es uno de sus aspectos problemáticos más
claros.
Es evidente que este modelo
(el de los llamados “Países del Primer Mundo”) no es universalizable. Si así
fuera, necesitaríamos varios planetas, para cargar con las negatividades e
irracionalidades del mismo Sistema. El gasto energético que el modelo de
capitalismo avanzado está generando bajo la GN es tal, que no puede extenderse
a todo planeta. Entonces queda claro que esa universalización del Sistema
predicada es imposible de conseguir y extremamente dañina para el
medioambiente. Es sólo propaganda del Sistema.
La contradicción entre
capital y trabajo alcanza aquí su cuota más fundamental, ya que afecta a algo
previo a esta misma contradicción: la destrucción de la naturaleza. Es la
contradicción entre capital y naturaleza. Mientras esto no sea resuelto, no hay
salidas para la mayoría de la Humanidad e incluso para toda ella. Estos
aspectos han venido ya siendo advertidos por organizaciones incluso conservadoras
o no excesivamente progresistas.
El ‘Club de Roma’ ya lo
advirtió en la década de los 70. El nivel de destrucción de la naturaleza que
implementamos para garantizar un determinado nivel de vida (= consumo) en los
países de capitalismo avanzado es una contradicción interna que puede provocar
un colapso civilizacional de altas y peligrosas consecuencias.
En este sentido, la GN
implementada nada parece solucionar del problema, sino, por el contrario, agravarlo
todavía más. Un enfoque holístico es eminentemente ecológico, como hemos
señalado anteriormente, en nuestra investigación. Entiende la ecología no como
un mero enfoque técnico de un problema generado, sino como una actitud
existencial, una actitud global de vida.
Es un problema cultural y así
el H promueve una ecología radical (de raíz), entendido esto como algo que debe
ser llevado a la práctica desde lo cotidiano, sin despreocuparse por el nivel
macro de estos asuntos. Pero entiende que necesita un cambio de mentalidad de
peso, para que también los cambios estructurales puedan ser consecuentes con
esto.
Una vez más, la integralidad
de los problemas y sus respuestas impide que los problemas puedan ser abordados
de manera simplista y como si fuera un mero problema técnico o económico a
resolver en su nivel de abordaje. Por el contrario, implica una coordinación
holística de los diversos problemas porque están íntimamente relacionados.
Perder de vista esta interrelacionalidad de los problemas y de sus posibles
soluciones (provisionales), puede provocar crear todavía más problemas y más
graves al intentar abordarlos.
Por lo tanto, la categoría de
‘integralidad’ se torna imprescindible para el abordaje más pleno de los problemas
humanos. Esto requiere por eso un aprendizaje holístico de la cuestiones
humanas y no-humanas, de tal manera que se puedan ir encontrando salidas
adecuadas a los problemas y no generando más caos del que existe. Una ‘cultura
holística’ es una cultura de vida, y por tanto de sobrevivencia, frente
a los gravísimos problemas que enfrentan hoy la Humanidad y el planeta Tierra,
como un todo.
(13) En definitiva, la crítica más fuerte que se puede levantar contra
la GN es que promueve una pseudo-democracia. En otras palabras, no es
una actitud verdaderamente democrática la que aquí se lleva a cabo.
¿Por qué?
Porque las decisiones
fundamentales no son transparentes, ni son debatidas por tod@s. Más bien son
tomadas por unos cuantos, que quieren darnos la impresión de que es algo
decidido globalmente. Muchas veces es un “chantaje de opción única”. Tenemos
hoy día un fuerte déficit de vivencia democrática, y no parece que la GN lo
aminora, sino que lo agrava más.
¿Qué queremos decir con esto?
Que las formas democráticas
formales establecidas se tornan cada vez más insuficientes en los días de hoy.
Vemos que puede haber esquemas formales de democracia compatibles con hambre,
falta de trabajo, falta de educación y salud. Esto es extremadamente
contradictorio con los ideales de la democracia. Como hemos dicho antes, la
crítica a la democracia muestra que no podemos contentarnos con llamar
‘democracia’ a depositar nuestro voto cada cuatro o cinco años. Esto no está
cambiando las prácticas humanas hacia mayor solidaridad, paz y justicia social.
Por consiguiente, se debería
profundizar mucho en lo que se entiende por ‘democracia’. Los esquemas
autoritarios no nos sirven ya, pero hay también una “dictablanda”, una dictadura
sutil que impone sus decisiones de manera más velada (¡y a veces no tan
velada!).
En efecto, lo que hoy está en
juego es profundizar la experiencia democrática, avanzando hacia una
participación real y no meramente formal, de la ciudadanía (mundial). Es decir,
la democracia que hoy se busca es una democracia participativa o democracia
radical. La participación no puede quedar restringida a depositar el voto cada
equis tiempo y luego esperar a que los políticos profesionales las cumplan (cosa
que, por otra parte, no ocurre frecuentemente…).
Nos lleva también a superar
el esquema representativo de la democracia (que pone únicamente en los partidos
políticos el ejercicio de la subjetividad política), caminando hacia formas
democráticas más de base. Ciertamente, no es aquí el espacio para debatir todas
estas cuestiones, ya que debería ser implementada esta discusión en otra
investigación específica. Esto es claro. No obstante, quisiéramos al menos
dejar aquí una inquietud de que la GN no ahonda en este punto.
Con todo, se va dando una
mayor conciencia de la ciudadanía mundial sobre estas cuestiones. El
socio-holismo podría apuntar interesantes aspectos en este ámbito. Creemos que la
categoría de ‘autogestión’ podría ayudarnos mucho en este sentido en los días
de hoy. Pero ciertamente escapa a los márgenes de esta misma investigación.
Sin embargo, queda claro una
vez más cómo el tema de la democracia no es un mero tema “político”, entendido
esto como algo técnico. ‘Lo político’ es aquí recuperado en su forma más
abarcadora, como el interés y la práctica del/por el Bien Común de la ‘polis’,
que es ahora una ‘polis’ mundial, un areópago mundial donde los problemas de
los humanos son comunes y no meramente problemas de unos países u otros.
Esperemos que el paradigma holístico pueda aportar algo a este debate tan
importante, tan necesario y urgente para la especie humana y para otras
especies que pueblan este planeta azul, todavía navegando en el
Cosmos.
2.3. Finalmente, además
de todo lo dicho anteriormente, y de manera breve aquí, podríamos preguntarnos:
¿por qué decimos que las experiencias holísticas en ALC pueden ser liberadoras
en el contexto de globalización neoliberal? No es muy difícil entenderlo, a
partir de todo lo que hemos visto hasta ahora. En efecto, como hemos venido
diciendo, no pretendemos aquí un estudio sociológico de cómo implementar estratégicamente
el H en las prácticas transformadoras de ALC.
Sin embargo, podemos ver que apunta a unos valores alternativos a la
globalización neoliberal. Como hemos señalado varias veces, lo que estaría a la
base sería toda una revolución cultural (que no obvia, sino que implica
también una revolución social)<[xviii], donde estos
valores pudieran ser realmente vividos y no manipulados.
Esta idea central implicaría además lo siguiente, resumidamente dicho, a nivel de
la investigación fundamental sobre el espíritu de una praxis holística
(principios generales):
(1)
Valorar el ser humano por lo que es, no por lo que tiene o hace.
El H es un humanismo, pero no a la manera clásica, antropocéntrica.
(2)
Evitar las visiones antropocentristas, para ir a una visión más ecocentrista
(ecológica). Esto supone una mayor modestia epistémica para la especie humana,
la superación de su egocentrismo innato, y su mayor integración en el
cosmos-naturaleza, de la que él mismo es parte.
(3)
La impermanencia del mundo no significa indiferencia ante el dolor
general, especialmente de l@s marginad@s. Implica mayor compasión.
Sabiduría y compasión están intrínsecamente relacionadas. La mayor y más
profunda visión que un ser humano pueda alcanzar en la vida sobre todas las
cosas le da mayor sensibilidad ante el sufrimiento y la capacidad de
comprometerse a fondo en la transformación estructural.
(4) Alguien sin
ego(centrismo) es alguien abierto sin más a la solidaridad. Cuando un
discípulo dijo a su maestro: “Vengo a ofrecerte mis servicios”, éste contestó
sencillamente: “Si renuncias a tu ‘yo’, el servicio brotará automáticamente”[xix]. Así de
sencillo. ¡Y de complicadoo!
(5)
La práctica permanente de la flexibilidad (no tanto como una
teoría en la cabeza, sino como una praxis cotidiana) permite enfrentar muy bien
el fracaso, las derrotas, las contradicciones internas, en cualquier lucha
social.
(6)
La práctica de la atención permanente permite ampliar el
‘análisis de la realidad’, siempre imprescindible, a los aspectos humanos y
cotidianos, así como ser más conscientes de las contradicciones del/de la
propi@ ‘observador/a’-’agente social’, que pasa así a ser observad@ también. No
puede haber verdadera transformación sin una muy acerada autocrítica.
(7)
La práctica diaria de la meditación sin objeto/objetivo permite
una mayor purificación interior de actitudes éticas y epistémicas. Implica una
“re-energetización” del/de la propi@ meditador/a, un “recargarse las pilas”
para cualquier compromiso en lo cotidiano. El “militantismo”, aquella
concepción del “monje-soldado” propia de los activistas sociales pudiera ser
más un extremismo (que, según el principio chino del ‘yin-yang’, lleva a
su contrario, en este caso, al absentismo pequeño-burgués) que el verdadero
‘camino del medio’, del exacto sendero a seguir, por difícil y creativo que sea
seguir cada día “en el filo de la navaja”.
(8)
‘Iluminarse’ es elevar el nivel de conciencia, no sólo propio,
sino de toda la Humanidad y del Cosmos. Hay como un flujo energético que todo
lo conecta, por lo que no hay que tener miedo de la pérdida de tiempo en las
prácticas espirituales.
(9) Dar
importancia al momento presente no implica perder de vista los objetivos
a largo plazo, sino no traicionarlos con la incoherencia de lo real presente
(no traicionar lo concreto con lo abstracto). Implica darle fuerza a las
micro-luchas de lo cotidiano (ecológicas, políticas locales, de género,
étnico-culturales, etc.) que son las que constituyen la fuerza del Sistema. No
olvidemos que el Sistema está en todas partes, en lo concreto, y es desde allí
desde donde debe ser combatido. Esto supone un mayor posibilismo en las
tácticas de lucha, relativizando el principio de la “lucha central” o de la
“contradicción fundamental”. No olvidarse que, según el taoísmo, lo débil vence
a lo fuerte…, si es perseverante. ¡La “paciencia infinita” como mecanismo de
resistencia frente al poder!
(10) La práctica de
la no-violencia activa sigue siendo la más coherente con la
espiritualidad holística. Gandhi y Martin Luther King, entre otr@s, nos dieron
bellos ejemplos de esto. Pero estamos sólo en los inicios de esa “ciencia”.
Necesitamos creer en su eficacia y seguir desarrollando prácticas
transformadoras que sean doblemente vencedoras (como decía Martin Luther King):
que con-venzan al opresor. Aunque a veces es difícil creerlo (hace falta
mucha fe), hay que apelar a lo mejor de nuestros adversarios (que no enemigos).
Utilizar la táctica del “judo”: aprovechar su propia fuerza para “derrotarles”.
Así será una lucha que dignifica y hace crecer a tod@s, no la irracionalidad de
la Guerra, donde sólo triunfa el que más fuerza tiene. Lucha social, más que
militar.
(11)
Finalmente, creemos que un pensamiento-praxis neo-anarquista
sería el más congruente con una espiritualidad holística en su lucha social,
pero eso escapa a los límites de esta investigación. Lo hemos trabajado en
otros lugares y lo seguiremos trabajando, conscientes de que existen muchos
pre-juicios en este sentido a eliminar. Y que un uso crítico y práctico,
investigativo siempre, de él, podría ayudar mucho a una práctica
socio-holística de cambio y de esperanza.
3. Aportes para una pedagogía holística
Ante todo, en esta tercera parte, más específica en lo pedagógico, es necesario
empezar por definir los términos empleados: ¿Qué se entiende por ‘pedagogía’?
¿Qué se entiende por ‘holística’? ¿Qué se entiende por ‘pedagogía holística’?
No queremos realizar aquí una tesis doctoral sobre estas categorías. Por eso,
las definimos aquí de una manera operativa para nuestro trabajo.
(1) En
primer lugar, entendemos aquí ‘pedagogía’ no de una manera restringida,
como la definición clásica de “arte, ciencia o técnica práctica de la
educación”, sino de la manera más amplia, como una práctica
humano-social caracterizada por el ‘saber hacer las cosas’, la acción
metodológica de gestionar los asuntos humanos y una serie de prácticas
correspondientes a esta actitud.
(2) En
segundo lugar, entendemos por ‘holismo’ un paradigma (o, mejor, meta-paradigma)
orientador de nuestro enfoque de operar sobre la Realidad como tal,
caracterizado por una actitud mental no dualista, no divisiva, no fragmentaria,
sino unitaria, integradora, flexible e intuitiva.
(3)
Finalmente, entendemos por ‘pedagogía holística’ aquel tipo de pedagogía que
resalta las actitudes integrativas, unitarias y no fragmentarias de una gestión
humana (especialmente en un proceso educativo, concebido esto también de la
manera más amplia posible, entendiendo no sólo el ámbito formal e informal,
sino incluyendo también los procesos pedagógicos dentro del accionar de los
movimientos sociales)
(Ciertamente, estas definiciones operativas necesitarían más aclaración, pero
tal vez en el diálogo posterior podíamos llevar a cabo. No soy pedagogo
profesional y por eso mis aportes van en el sentido de una filosofía de la
pedagogía, una pedagogía general o principios pedagógicos básicos para nuestros
tiempos).
Dicho esto, veamos ahora qué aspectos de la pedagogía holística nos parecen
importantes de resaltar en estos momentos de GN. Lo hacemos resumidamente en
una serie de puntos.
3.1. En
primer lugar, es una pedagogía integral. Esto significa que busca
antropológicamente al ser humano como una totalidad. Por consiguiente, no
separa fragmentariamente al ser humano. Es decir, que integra totalmente los
ámbitos del ‘cuerpo’- ‘mente’- ‘espíritu’. No solamente que estén presentes
todos estos ámbitos, sino que además estén integrados, interrelacionados,
interconectados, ya que todo está conectado con todo.
Igualmente, otros ámbitos a ser correlacionados son el de la intelectualidad y
el de la afectividad. Prescindir de alguno de ellos o potenciar uno en
detrimento del otro puede llevar a un desequilibrio de personalidad. Por lo
tanto, hay que integrar de nuevo ambos ámbitos.
Finalmente, en este punto, también hay que integrar aptitudes y capacidades en
el ámbito del trabajo manual, de la música y del arte en general, de la
educación física, de la investigación personal motivada, al igual que de otros
estudios formales. Por ejemplo, las escuelas antroposóficas alemanas de Rudolf
Steiner intentan aplicar esta pedagogía, donde el trabajo manual (carpintería,
por ejemplo) cuenta tanto como el área de las Matemáticas.
Este “estilo” de integralidad pedagógica es cada vez más necesaria en prácticas
pedagógicas que fragmentarizan el ser humano (privilegiando las habilidades
racionales-técnicas), pensando que así van a lograr una educación más apta para
nuestros días. Tal vez para un mercado competitivo sí, pero no para formar una
“persona” como tal.
3.2. Es una
pedagogía abierta totalmente a la Realidad como tal. Esto implica que está,
ante todo, centrada en el sujeto, en el/la “educand@”. El repertorio de
temáticas y prácticas deben estar centradas en el desarrollo del/de la
estudiante como tal, y no tanto en satisfacer los programas previamente
formulados. Esto no implica que éstos no existan, sino que deberían ser
flexibles y las autoridades académicas deberían estar abiertas a esta
flexibilidad y ellas mismas promoverlo, en debate con l@s estudiantes. Tal vez
esto implicaría no pocas “revoluciones” en los ámbitos educativos formales… El
criterio es siempre el avance integral del/de la educand@ específic@.
3.3. Muy
importante es darse cuenta de que la pedagogía holística es, ante todo,
educadora en valores. Lo fundamental no es la adquisición únicamente de
habilidades (para que sean competitiv@s en una sociedad neoliberal), sino,
sobre todo, para crear ciudadan@s libres, responsables, críticos, con
conciencia política, “humanistas” (de nuevo cuño), etc.
Valores, por ejemplo, a implementar en una pedagogía holística:
+ libertad con responsabilidad personal y social
+ justicia social
+ equilibrio de género y respeto a la diversidad
+ sensibilidad ecológica o cosmocéntrica
+ transformación interior y estructural
+ motivación e investigación personal
+ solidaridad
+ autodisciplina y método…
3.4. La PH
es también una pedagogía procesual, dinámica. Esto puede ser entendido
como una pedagogía que acompaña los procesos educativos de la gente teniendo en
cuenta su evolución (o involución). Los objetivos son reelaborados con
flexibilidad y con acompañamiento personal (por eso, son tan importantes las
tutorías bien llevadas). Un elemento central del proceso educativo tendría que
ser entonces las tutorías, para evitar la masificación de una enseñanza
demasiado apriorista y poco fundada en la experimentación.
Introducimos aquí la noción de ‘laboratorio mental’, que es básico para el
proceso formativo. Si no hay espacio para una experimentación personal y
colectiva hay ‘adoctrinamiento’, pero no ‘aprendizaje’. Parece que la GN
favorece precisamente la construcción de hábitos competitivos, en sociedades
masificadas, donde lo que importa son las habilidades y no un/a sujeto que
aprende, observando, criticando, comparando, mezclando y sintetizando, siendo
creativ@s, en definitiva. Esto exige ‘laboratorio’, ‘experimentación’, práctica
de ‘prueba-error’ con tolerancia para hacerlo.
3.5. La PH
es, sobre todo, una pedagogía dialogante y del diálogo. Del diálogo
interior, grupal y social. El gran modelo de esta actitud es Sócrates, tanto el
histórico como el “platonizado”. Sócrates creía en el diálogo como instrumento
central para llegar juntos a la Verdad. Es una confianza optimista en la
capacidad humana para descubrir… lo que ya sabemos, pero que necesitamos
evidenciar.
La labor socrática es la ‘mayéutica’, el ayudar a “parir” la Verdad que está ya
dentro de nosotr@s. Además, esa Verdad es colectiva, de modo que el diálogo es
la herramienta de descubrimiento de una Verdad que nos habita a tod@s.
‘Diálogo’ requiere, por lo tanto, espacios de libertad, de amor fundamental por
el/la otro/a, confianza en la capacidad humana de alcanzar junt@s las cosas y
lo que se propone realizar, siempre que se esté motivado. No basta el simple
monólogo. Diálogo se da entre
gente motivada. Por
otra parte, significa apertura a saber contradecir (las ideas, no las
personas), argumentando, a saber innovar (ser creativ@s), a aceptar la
diversidad de ideas, pensamientos, sensibilidades… de l@s otr@s. Sabiendo
siempre que las diversas ópticas son expresiones de diversas “historias”
personales y que las reflejamos. La PH es una contribución importante al arte
del diálogo.
De todas formas, el diálogo requiere equilibrio de poderes, requiere igualdad
fundamental (en la diversidad). Sin poder igualitario, sin igualdad, no es
posible el diálogo. Sólo el monólogo. Un buen criterio pedagógico para nuestras
instituciones educativas es ver si hay ‘monólogo’ (cripto-diálogo) o verdadero
‘diálogo’. Efectivamente, esto implica también formación psicológica para
ejercer el diálogo de manera fructífera, incorporando la diversidad, con
capacidad de tolerancia y ausencia de dogmatismo, pensando que ya tenemos toda
la verdad.
3.6. La PH
seguirá siendo, como cualquier pedagogía que pretenda ser válida, una pedagogía
crítico-concientizadora.
El Holismo es una llamada a la totalidad y, por lo tanto, a vivir despiert@s.
La idea es que normalmente vivimos “dormid@s”, programad@s, en el pasado,
cerrad@s a la innovación y a la creatividad. El holismo es todo un
planteamiento de vivir en el presente y del presente. Vivir el “aquí y ahora”.
Busca lo originario, lo mejor de cada ser humano.
Por eso, una pedagogía holística es la que estimula el crecimiento en
conciencia crítica, es decir, a mirar la realidad de manera “despierta”,
inteligente, creativa. Es una pedagogía que despierta la conciencia, que
siempre está ahí (todo está impregnado de Conciencia), pero que no reconocemos.
Una educación convencional es una educación con respecto a ciertos patrones de
conducta programados para conseguir un mejor desempeño en ciertos ámbitos. La
educación holística es crítico-concientizadora en cuanto que nos ayuda a mirar
la Realidad de una manera activa y creativa.
Integra las mediaciones sociales de análisis (económicas, políticas,
antropológicas…), pero lo fundamental es la intuición de fondo: el situarse en
la Realidad como tal de una manera activa, innovadora, creativa.
3.7. La PH
es, ante todo, por todo lo dicho anteriormente, una pedagogía
anti-autoritaria.
No puede aceptar que las cosas sean transmitidas únicamente por tradición, o
por costumbre o hábito. Necesita dialectizar el pasado, para descubrir
lo positivo y lo negativo (balance permanente). En Centroamérica, infelizmente,
la mayoría de la educación formal es autoritaria, ya que se basa casi siempre
en transmitir pensamientos de otros autores, que se toman como absolutos
(muchas veces ni siquiera latinoamericanos). Esta actitud impide experimentar
por sí mism@. Las “autoridades” (sean del tipo que sean), por mucha razón que
tengan, siempre obedecen a un determinado contexto desde donde formularon sus
conclusiones.
Ocurre que en un planteamiento dogmático-autoritario no se transmiten esos
conocimientos como un proceso, como una historia. Resultado, se toman esos
resultados como absolutos finales, sin discusión. Consecuencia: la gente tiene
que memorizar lo que dicen las autoridades y obedecerlas de manera acrítica. No
se educa en consecuencia para ser libres y pensar críticamente, siendo propositiv@s,
sino para obedecer órdenes que vienen de arriba (verticalismo). Esto es
“des-educar”, perder habilidades de flexibilización, de apertura de mente para
entender l@s autores/as y saber contextualizarlos allí y acá.
Coherentemente con esto, pero por raro que parezca, la pedagogía holística
muchas veces educa para el disenso con lo ya establecido (siempre
argumentando críticamente). Educa para la objeción de conciencia hacia
todo aquello que va en contra del propio sentir humano. Pero no se trata de
disentir por disentir. Hay que obedecer a lo que la propia conciencia dicta
como verdadero, bueno y bello. Pero hay que aprender a desobedecer también a
aquello que va en contra del sentir común de la propia conciencia.
Infelizmente, las instituciones no son capaces de incorporar en su seno este
tipo de pedagogía, porque adoctrinan más que educan.
3.8. Es una
pedagogía para la Democracia.
‘Democracia’ es entendida aquí como ‘participación’. Pero participación real,
y no solamente la retórica de la pseudo-participación, que al final no es
realmente participación. Esto implica profundizar en los principios, discutir
la planificación de la jornada, argumentando pros y contras (una buena
pedagogía es la de la búsqueda de ‘consenso’ y no meramente el voto, con su
secuela de mayorías y minorías). Participar es, ante todo, poder tomar parte
efectivamente en las decisiones comunes.
La experiencia que me contaron de una escuela alternativa de España (pero
oficial), de que todas las mañanas la educadora o el educador reunía en
asamblea a l@s niñ@s (de cinco o seis años, y antes, ¿por qué no?) para decidir
lo que iban a hacer ese día, sus pros y contras, es un bello ejemplo de práctica
de la Democracia desde lo cotidiano. Nuestra sociedad vive de alabar
continuamente el principio de la Democracia, pero poco lo practica.
Se confunde Democracia con los mecanismos formales de elección y voto. Pero ése
es sólo un aspecto de la Democracia como tal. Democracia es una actitud
procesual, bien difícil, de argumentar en las decisiones, que deben ser tomadas
por tod@s con conciencia, aunque uno se pueda equivocar personalmente o en
grupo. Significa saber escuchar y evaluar las razones opuestas, viendo o
buscando su coherencia. Significa no confundir las propias razones con mi
propia persona y, por tanto, quien critica mis ideas, va contra mí. Estas
actitudes de inseguridad, son anti-democráticas y rompen la práctica
democrática que debe ser colectiva.
Por supuesto, está el respeto a la propia conciencia, a la búsqueda e
investigación personal y a la diversidad. Debe haber espacios para el ejercicio
de la propia individualidad, sin un colectivismo total. Esto es también ineducador.
Pero las decisiones comunes deben ser tomadas por tod@s, después de decididas
por todas. Y siempre con el principio educativo de que se trata, entre tod@s,
de buscar lo que más nos conviene (¡no contra otr@s!).
En una palabra, las “reglas de juego” deben ser
discutidas por tod@s y aceptadas libremente. La práctica de lo cotidiano es
también la práctica del aprendizaje común, donde, por supuesto, siempre hay
espacios abiertos a la multiplicidad de preferencias personales, que no afecten
a la libertad y dignidad de l@s demás.
En este sentido, aunque no soy un conocedor profundo de la escuela inglesa de
Summerhill, siempre la he admirado por profundamente democrática, que algunos
llaman radical, pero que se puede llamar a secas democracia. Porque si la
democracia no es de raíz, no es tal democracia, sino un mal sucedáneo suyo.
En definitiva, la pedagogía holística es una práctica educativa de la
Democracia.
3.9. Sobre
todo es autogestionaria.
‘Autogestión’ significa aquí la capacidad y praxis de decidirlo todo desde
abajo, confiando siempre en las capacidad que un@ tiene, bien personalmente,
bien en grupo. La autogestión es la auto-organización, la capacidad que los
seres vivos tienen para encontrar salidas a los problemas planteados. La
autogestión es global, ya que funciona en todos los ámbitos de la vida,
integrados.
La pedagogía autogestionaria es crítica con respeto a la pedagogía
representativa, es decir, en contra del principio de que otr@ me representa.
Ésta última es una pedagogía de subdesarrollo. Sólo cuando un ser humano o una
comunidad como tal se autogestionan, se representan sí mism@s, es cuando se
hacen responsablemente libres. La autogestión viene desde abajo y es, al mismo
tiempo, económica, política, social, cultural. El programa de la autogestión
llevado a todas sus consecuencias lógicas es profundamente subversivo para
nuestras sociedades supuestamente democráticas.
La autogestión no impide la ayuda, pero debe ser pedida por quien o quienes la
necesita/n, jamás impuesta o paternalista. Realmente no hay verdadera
liberación si alguien no comienza por sentirse esclav@ de algún otr@ o de algo.
Desgraciadamente, en nuestras sociedades hay much@s esclav@s “satisfech@s”...
Es el tema de la alienación.
Por supuesto, esta autogestión debe ser vivida ya en lo cotidiano, desde los
micropoderes, articulados.
3.10. La
pedagogía holística es unitaria en la multidiversidad o multidiversa en la
unidad (‘unidad en la diversidad’).
Una pedagogía holística no es una pedagogía en la que tod@s hacen lo mismo.
Esto es univocismo y no holismo. El holismo es unidad en la diversidad. Es
encontrar lo que nos une en lo que nos separa. Porque, en realidad, para el holismo
tod@s somos un@.
Hay que respetar las individualidades, los gustos propios, las preferencias,
las búsquedas (no todos estamos en el mismo nivel de conciencia). Pero se
pueden iluminar y discutir críticamente. En todo caso, el holismo reconoce una
igualdad fundamental de todos los seres humanos, que no puede ser meramente
formal sino ejercida en lo cotidiano. Los intereses personales no pueden ir en
contra de los intereses del grupo. Si esto ocurre, el error puede estar en
cualquiera de los dos lados y en los dos también. Pero deben buscarse caminos
de integrar las propias especificidades dentro de lo común realmente compartido
por tod@s.
Por eso, la educación debe ser fundamentalmente en libertad y responsabilidad.
Si fallan ambos principios, no hay proceso educativo que se dé realmente.
El principio común del Holismo puede ser el de la evolución de la Vida, es
decir, es bueno todo lo que favorece la Vida, el crecimiento de tod@s. Lo que
va contra esto se torna pedagógica, ética, antropológica y cósmicamente perverso.
Preguntarían algun@s escéptic@s si esto es posible. Vale como principio. Si hay
excepciones, deben ser peligrosas que perseveren…
El principio contrario, negativo, es el del egocentrismo, desgraciadamente
aquel en que la mayor parte de las instituciones colaboran por fortalecer… Por
supuesto, es anti-pedagógico. Sin embargo, prolifera en casi todos los niveles
del Sistema establecido. De ahí la necesidad de espacios pedagógicos
alternativos, donde otra sociedad, humanidad y persona sean concretamente
posibles.
3.11.
Finalmente, y como conclusión, es una pedagogía espiritual.
Nos referimos a una Espiritualidad renovada (no a aquella tradicional que
contrapone Espiritualidad a lo amterial), una Espiritualidad holística que
supere los dualismos ya presentados anteriormente y otros más que generemos.
Esto significa, por ejemplo, que la práctica de la meditación (no
religiosa, como tal) debería ser normal y cotidiana en cualquier ámbito de la
vida y, en concreto, en la educación formal e informal. La meditación ofrece la
posibilidad de cambio de actitudes de la manera más natural y espontánea, que
otras inducidas.
(Entre paréntesis, es para mí inconcebible una educación oficial que no integre
en cualquier programa de actividades las siguientes actividades: Meditación –
en cualquiera de los diferentes métodos que existen -, hatha-yoga, ajedrez,
esperanto y otros idiomas, práctica musical y artística, trabajo manual,
solidaridad ambiental y social, lógica-matemática, etc. La pedagogía es, pues,
la mejor compañera de la antropología).
Así, superar, por ejemplo, la dualidad entre cuerpo y mente, o entre
cuerpo-mente, por una parte, y espíritu por otra, entre trabajo intelectual y
trabajo manual, entre logicidad y afectividad (¿dónde está la educación para la
afectividad y la sexualidad?), entre ser humano y naturaleza, dentro de un
espíritu de no-violencia activa y de pacifismo con justicia social y derechos
humanos, etc., es sinónimo de que estamos caminando en una vivencia humana
integrada y, por tanto, que estamos siguiendo una pedagogía correcta.
En una palabra: la pedagogía holística es una pedagogía que ayuda a SER, y no
sólo, aunque también, a HACER, a los diferentes “que-haceres”.
Pero, pregunto: ¿No estamos realmente todavía muy lejos de esto? Y, si es así,
¿qué estrategias estamos dispuestos a utilizar para implementar una pedagogía
holística semejante?
rui manuel
managua
11.11.04
[i] ULRICH BECK, ¿Qué es la globalización?
Falacias del globalismo, respuestas a la globalización (Paidós, Barcelona
1998; edición alemana de 1997), p. 40.