GUERRA = MENTIRA
“¿Quién lo eligió presidente del planeta?
A mí, nadie me llamó a votar en esas
elecciones.
¿Y a ustedes?”
EDUARDO GALEANO.
El “sano” ejercicio de la Guerra es contradictorio con la Verdad. Ambas
realidades no pueden existir al mismo tiempo. O hay una o hay otra. Nos toman,
a l@s ciudadan@s del mundo, por pur@s idiotas. Empezando por las “famosas”
causas de esta Guerra: “porque Sadam-Satán era un tirano asesino de su pueblo”,
“porque tenía armas de destrucción masiva”, “porque tenía armas prohibidas
(químicas, biológicas, y hasta nucleares se dijo…), “porque era un peligro para
los EUA (¿?) y para el resto del Mundo”… Etc. Los continuos “partes” de
guerra, por ambas partes, para l@s que acompañamos esta absurda guerra
diariamente, siguen siendo un atentado contra la Verdad. Así como todo el
“trasfondo de la cosa”, oculta a la mirada y oídos del resto de nosotr@s, pur@s
ingenuos e ignorantes de la marcha real del mundo.
Sin duda, esta guerra es realmente la guerra del petróleo (=sangre) y de
los intereses políticos hegemónicos, en esta zona “caliente”del Oriente Medio.
Algunos estudios (llevados a cabo en el curso de ‘Análisis de Modelos y Gestión
de los Recursos Naturales 1’, del Politécnico de Milán, Italia), aparecidos
recientemente, muestran el gran negocio que fue la otra guerra del Golfo, la
del 91.
En efecto, hubo fabulosas ganancias directas que les dejó a los estadounidenses
aquella guerra de hace 12 años. De un total de 40 mil millones de dólares que
costó la guerra, solamente el gobierno de EUA puso el 25%, unos 10 mil
millones. Lo restante, el 75%, lo pusieron Arabia Saudita y Kuwait. La fabulosa
ganancia para EUA surgió del sobreprecio del petróleo que generó una renta
extra de 60 mil millones de dólares, repartidos mitad a mitad entre las
naciones participantes en la coalición anti-iraquí y las multinacionales que
controlan los yacimientos petrolíferos, su extracción y distribución. Recodemos
que la extracción y el comercio del petróleo en el Oriente Medio están en manos
de siete compañías multinacionales, la mayoría de ellas de capital
estadounidense.
Fue un acuerdo de mitad-mitad: 30 mil millones para los países de la
“coalición” y 30 mil millones para las multinacionales del petróleo. Pero
realmente, de los 30 mil millones para las naciones participantes, 21 mil
millones fueron para el gobierno estadounidense y por lo menos 9 mil millones
para las empresas privadas. Los países árabes no obtuvieron ninguna ganancia,
ya que el alza del petróleo fue para pagar la guerra. Sin embargo, EUA sí
obtuvo una ganancia de 11 mil millones de dólares.
Claro, las mejor aprovechadas de todo este negocio de la guerra fueron las
multinacionales del petróleo, ya que no financiaron nada, no pusieron ningún
muerto y obtuvieron de pronto unos 9 mil millones de dólares de beneficio. No
está mal… ¡para empezar! Sin contar también los grandes ingresos de las empresas
de armamento, principalmente de EUA, con enormes sumas de millones de dólares
de beneficio
¿Quién pagó finalmente el alza del petróleo?
Sencillamente, el bolsillo de los consumidores de petróleo de todo el mundo.
¡Qué bonito! Algo así como 60 mil millones de dólares generados por el
sobreprecio del petróleo, producto de la guerra. ¡Qué bonito!
En el caso actual, parece que todas las razones empujan a pensar que EUA ya no
se fía, por varias razones, de su aliado natural Arabia Saudita. El interés
entonces es obtener el petróleo de su vecino Irak, que tiene una de las
reservas petrolíferas más grandes del mundo, que podrían satisfacer a EUA en
sus necesidades de crudo durante casi un siglo, generándole además varios
millones de dólares de beneficio, aproximadamente unos 40 mil millones de
dólares. Sin embargo, subestimó la resistencia del pueblo iraquí. Pero eso no
importa, cuando de tantos miles de millones de beneficios se trata.
Además de esto, por si fuera poco, hay intereses geoestratégicos
estadounidenses en controlar esa zona de Oriente Medio que es Irak. Supone,
para el (des)gobierno de EUA, inscrustarse en esa zona y controlar a los
árabes, peligrosos ya o en un futuro próximo, para sus intereses hegemónicos en
este momento de globalización neoliberal y para… los del actual (des)gobierno
fascista de Israel. Dominar “in situ”, o mediante un gobierno iraquí títere,
que permita el dominio petrolífero de Irak para las multinacionales
estadounidenses y les dé un espacio geográfico en la región de contención de
los sectores más extremistas árabes, es un negocio financiero-político redondo.
O, al menos, eso es lo que piensan… Veremos a ver qué dicen los acontecimientos
y la presión mundial. ¿Cuál será el costo político de todo esto para EUA?
Quizá no sea entonces tan extraño que una de las principales beneficiadas con
las re-construcción de Irak (¡qué gran visión del negocio éste el de las
reconstrucciones post-guerra!) sea precisamente la ex(¿?)-empresa del Vice de Bush
Jr., el ínclito Dick Cheney (¿la verdadera cabeza programadora del gobierno de
EUA “en la sombra”?) que reconstruirá los destruidos pozos de petróleo.
Bueno, como dicen nuestr@s querid@s herman@s italian@s, “si non è vero, è ben
trovato” (“si no es cierto, al menos está bien ideado”). A mí, personalmente,
me convencen un poco más estas explicaciones que las del Sr. Bush Jr. ¿Y a
ustedes?
“¡GANARÁN LA GUERRA, PERO PERDERÁN LA PAZ!”
rui manuel grácio das neves
teólogo
08.04.03.