CRISTIAN@ Y ANARQUISTA
-¿Crees
que es posible ser cristian@ y anarquista? ¿No es algo incompatible?
-Sinceramente,
pienso que no. Es cierto que tampoco son exactamente la misma cosa, pero no
necesariamente tienen que ser dos realidades antagónicas. Es más, yo diría que
el anarquismo, de todas las filosofías políticas que conozco, es la que más
cercana se halla al ideal cristiano en el ámbito de la praxis. Al menos, con
respecto al ideal cristiano del proto-movimiento (social) de Jesús, antes que
se hubiera institucionalizado posteriormente en ‘Iglesias’.
En realidad, el mismo Movimiento de Jesús muestra, si se lo estudia
sociológicamente (cosa que he estado haciendo en estos últimos tiempos),
aspectos de gran semejanza con lo que después llegarán a ser los movimientos
anarquistas. No son lo mismo, ciertamente, ni queremos caer en anacronismos
históricos, pero hay una gran afinidad de objetivos y de prácticas, sobre todo.
-Sin
embargo, casi siempre se ha mostrado el anarquismo como un movimiento violento
o terrorista, y, por lo tanto, incompatible con el cristianismo, que defiende
sobre todo el Amor, la Paz y la Armonía entre todas las gentes.
-Bueno,
creo que habría que clarificar primero qué pretende cada uno de ellos. Es
cierto que ha habido aberraciones históricas, pero esto ocurre por ambas
partes. Por ejemplo, ha habido una propaganda supuestamente anarquista por
la acción violenta, pero también ha habido un cristianismo histórico
comprometido con los poderes establecidos, e incluso con las posturas más
derechistas e incluso fascistas. Ambos fenómenos históricos son perversiones.
Evidentemente, entender así las cosas es incompatabilizarlas. Son deformaciones
históricas, no la esencia de ambos movimientos. También ha existido y existe un
anarquismo pacifista, no-violento, y un cristianismo liberador, como el de la
teología de la liberación, que no necesariamente es violento, pese a sus detractores.
En pocas palabras, el cristianismo originario era un movimiento de “l@s de
abajo”, de l@s marginad@s y excluid@s de su época, de las y los pobres, y que
encontraron en el líder Jesús de Nazaret a un líder autogestionario que les hizo
ganar autoestima, empoderarse y luchar por una situación social mejor para
ell@s, cambiando de raíz una sociedad podrida y corrupta, con una revolución de
conciencias, social y económica que llevaba el lema de ‘Reino de Dios’, donde
todos los seres humanos fueran iguales y pudieran compartir lo que tenían y
eran. Pretendían una fraternidad universal.
Sociológicamente era un movimiento constituido
por campesin@s/artesan@s, por la inmensa mayoría del pueblo de Israel de aquel
entonces. Tenían una mística religiosa, claro, pero su Dios era un Dios
subversivo, revolucionario, que no favorecía a los ricos, sino que prefería a
los pobres y a sus propuestas. No era un amor “sentimentaloide” (¡perdón!) por
l@s pobres, que nada cambia y los sigue manteniendo como objetos, sino que este
Dios los ponía en la centralidad de su práctica, ya que tenía un plan para
concretarse en la historia, persiguiendo una sociedad fraterna y solidaria.
Por su parte, el anarquismo fue y es un movimiento que busca la igualdad
fundamental de todos los seres humanos, sin importar razas, sexo, lengua, ideas
que se tengan, etc. Tod@s somos iguales y debemos crear una sociedad de
iguales. Pero igualdad con libertad. Es un socialismo, pero en libertad (no
confundir con la socialdemocracia, ¡por favor!). Es un planteamiento
autogestionario a todos los niveles: económico, político, social, cultural. En
suma: integral. Es un movimiento de gente trabajadora y excluid@s del trabajo,
también de intelectuales (¡aunque hay que tener cuidado de qué intelectuales
estamos hablando!), de mujeres, de ecologistas, de pacifistas (¡hay que
entender bien esto!), de luchadores/as de derechos humanos, de cosmopolitas, de
gente sin prejuicios, de amantes de la justicia social total, etc.
No cree en Parlamentos ni en Partidos Políticos, sino en la acción directa.
Cree en el espíritu asambleario y en la participación de tod@s para resolver
los problemas que son de tod@s. Todo se construye desde la base, desde abajo.
La clave es la unión, la federación libre de l@s trabajadores/as. Por supuesto,
no cree en el Dinero, ni en el Poder (Estados, países, banderas, himnos
patrióticos…), desconfía de las instituciones (matrimonio, poderes
eclesiásticos…) y, por supuesto, abomina de ejércitos y policías. La
‘Anarquía’que predica no es el caos, sino un “orden” alternativo, pero tan
alternativo que parece “caos” para los amantes del Orden y la Disciplina
impuest@s desde arriba… ¡aunque se llamen de “izquierda”!
-Vistas
así las cosas, parece que el Anarquismo sería la consecuencia lógica del
Cristianismo a nivel político…
-¡Tú lo has
dicho! Siento que lo normal es que un/a cristian@ fuera lógica y vitalmente un
buen anarquista. ¡Ojalá que a la inversa también!
-Sin
embargo, esto pocas veces ha ocurrido así. ¿Por qué?
-Por
nuestra ignorancia y por la dificultad de entender las cosas, cuando estamos
cargados de prejuicios, de intereses que fijan nuestra comodidad. Cuando vamos
consiguiendo influencia y poder, vamos acabando con la Verdad. Si tuviéramos
mentes más abiertas y receptivas, veríamos que esas diferencias son solamente
superficiales y un lastre histórico, no son lo esencial. Los prejuicios los he
visto en muchos cristian@s, pero también en much@s anarquistas. Así, nos
perjudicamos un@s a otr@s…
-Entonces,
no es incompatible ser cristian@ y ser de la C.G.T….
-Pienso que
no. Pero no digo que necesariamente se tenga que pertenecer a la C.G.T., que,
como cualquier otra expresión concreta de la familia anarquista, siempre será
imperfecta en su anarquismo. Ahí sí que hay un espacio para el discernimiento
“político”. No necesariamente se tendría que ser anarco-sindicalista. Se podría
ser de otro grupo o círculo anarquista, por supuesto (hay que evaluarlo), o a
veces ni siquiera pertenecer a ningún grupo anarquista, pero practicando esta
cosmovisión todos los días de nuestra vida. Esto último sí que es lo
importante. Si falla esto, lo demás no tiene sentido. A lo mejor nos
encontramos que hay verdader@s cristian@s que no saben que son anarquistas, y
verdader@s anarquistas que no saben que son “cristian@s”…
Felizmente, no hay una “ortodoxia anarquista”, ningún Comité Central ni
Inquisición eclesiástico-política que determinen quién es ‘anarquista’ y quién
no. Pero tampoco vale todo. En mi caso, defiendo personalmente hoy el neo-anarquismo,
es decir, un anarquismo renovado, que tomando los ideales fundamentales del
anarquismo histórico, lo complemente con otros aportes de nuestro tiempo. Es
decir, que sea ecologista, pacifista, insumiso social, indigenista,
anti-racista, anti-imperialista y anti-colonialista, feminista, amante de la
meditación, del esperanto, del vegetarianismo y hasta del nudismo… Ciertamente,
esto es algo para gente de mente muy abierta…
Para mí esto es ser enteramente libertario. ¡Y ser cristiano libertario!
rui manuel grácio das neves
managua (nicaragua)
15.04.03.