CARTA DESDE LA INDIA-1
Querid@os Amig@s Solidari@s con los procesos sociales de los Pueblos del así llamado “Tercer Mundo”:
1. Aquí estoy de nuevo con ustedes, desde este lejano continente asiático. Desde la India, un país que siempre ha despertado una viva curiosidad, un encanto mágico, junto con las críticas sociales más despiadadas, sobre todo desde la Modernidad.
En un anterior escrito, Peregrinación
a la India, explicaba las razones que me hicieron dejar, por el momento,
América Latina y venirme a vivir y a trabajar a la India. Tal vez lo hayan
leído. Era principalmente una búsqueda espiritual, un muy viejo sueño,
comenzado varias décadas atrás de mi vida, todavía siendo adolescente, allá por
los “felices años sesenta”... Ciertamente, los tiempos cambiaron, los
idealismos y romanticismos también, pero la locura de la búsqueda se
intensificó. Por eso estamos aquí.
2.
Vari@s de ustedes me dijeron recientemente que no suspendiera la práctica de
seguir escribiendo Cartas de Solidaridad, práctica que había comenzado
en nuestra querida Nicaragua. Sabiendo que muchas veces no llegan noticias
sobre estas realidades de una manera más fiable, o por lo menos, más directa y
crítica, más allá de los intereses ya conocidos de las multinacionales de la
información, la idea era mantener, modestamente, un contacto
informativo, más o menos permanente, sobre qué ocurría aquí. Desde luego,
siempre bajo nuestra óptica personal, buscando ser lo más “objetivo” posible.
Una “severísima” autocrítica y el paso
de los años (=”experiencia acumulada”), me ha llevado a la conclusión de que en
esta segunda etapa debería introducir algunos cambios en este “género
literario”, apuntando a un diálogo informativo más antropológico-literario, sin
dejar, por supuesto, el enfoque sociopolítico.
Como entre todos ustedes hay gente
(¡felizmente!) de plurales extracciones filosóficas, dentro de una general y
“sana” inclinación a lo que podemos denominar “sensibilidad izquierdista”, que
cada un@ tome lo que más le interese (en el caso de que lo quieran reproducir
en sus medios escritos), pues ya son mayorcit@s y saben a lo que van. Eso sí,
si extractan, procuren hacerlo de tal manera que las frases no digan lo contrario
de lo que decía quien escribió estas cosas... Por lo demás, son libres de
utilizarlo en sus debates espirituales, filosóficos y políticos como quieran.
Tampoco hay cualquier problema para que
lo extiendan a otras amistades que consideren posiblemente interesadas (¡por
favor!, para eso fueron escritas...) y, sobre todo, para que compartan una
reflexión común sobre estas realidades desde una óptica de Solidaridad.
Por supuesto, estoy disponible para su
crítica inter-activa, pues sólo así podemos ir mejorando este cyber-agora
de la Globalización Alternativa. Sigamos haciendo camino construyendo puentes
hacia un Mundo Mejor, con más Justicia, Inter-solidaridad y Socialización.
3.
Empecemos. Aun a riesgo de resultar un tanto superficial y siempre desde
la autoconciencia de ser alguien que viene de una cultura ajena a ésta, la
primera fuerte impresión que me produjo la India es la de ser una sociedad
tremendamente multicultural y plurilingüística. Da la impresión
que ésta es una Nación con muchas otras naciones dentro. Una Nación de naciones. Diversidad de religiones
milenarias, con millones de practicantes.
La multidiversidad es también
lingüística. La mayor parte de la gente se mueve entre tres idiomas: el
materno, el propio del Estado en el que vive (o bien el idioma nativo oficial
de la India, el Hindi) y el inglés (que es también idioma oficial de la India).
El Hindi no es hablado en todo el país
e incluso hubo, históricamente, desde la independencia de la India, oposición
en algunos Estados del Sur a usarlo como idioma nacional oficial, pues tienen
los suyos propios. Es sobre todo hablado en el Norte y en el Centro de la
India. En la ciudad donde vivo, Nagpur (literalmente, “lugar de las
serpientes”), en el Estado de Maharashtra, predomina el Marati, no muy
diferente del Hindi.
En este sentido, he empezado a estudiar
ya el Hindi, pues me he dado cuenta de que relativamente poca gente habla el
inglés. Lo entienden, pero lo hablan poco. Por supuesto, también he comenzado a
profundizar en el inglés, que es de momento el que me sirve de mayor
comunicación en otros ámbitos. El inglés es utilizado en la Universidad, a
nivel administrativo, en varios periódicos, etc.
Por todo esto se puede comprender un poco
lo tremendamente complejo que es este país, teniendo uno que mover sus neuronas
entre varios idiomas, religiones, tradiciones culturales y filosóficas. Ésa es
también su gran riqueza.
4.
Pero donde el pluralismo se transforma en caos, es en la conducción.
Se usa el sistema británico de conducir
por la izquierda. Hasta ahí no hay gran problema. Pero un@ no puede fiarse,
porque adelantan por todas partes y vienen de todos los lados. Coches no hay
muchos, casi no hay autobuses. Pero es un enjambre de motos, bicicletas y rickshaws.
Nadie usa casco protector, pero las mujeres, la gran parte de ellas jóvenes,
con sus motos, llevan la cabeza cubierta para defenderse del polvo y del sol,
pareciendo unas musulmanas de la conducción.
Los adelantamientos de tod@s son
dramáticos. Normalmente, se adelanta por la derecha, pero muchas veces, para un
coche, si viene otro vehículo de frente, no hay problema, aunque uno camine a
contramano. Simplemente, un@ sigue. Si el otro o la otra tienen espacio, es
decir, si son una moto, bicicleta o rickshaw, pues que se aparten o
esperen... Por supuesto, las rayas continuas o los pasos cebra para los
peatones, sólo están de adorno[1]...
Y también, para un peatón, es una
riesgosa odisea cruzar la calle. A veces hay semáforos, pero no
funcionan... Así que hay que practicar lo menos riesgoso: esperar, con mucha
paciencia, un buen rato, hasta que no pasen vehículos y luego cruzar. O
entonces, cruzar hasta el medio de la pista y esperar hasta que haya una oportunidad
en el otro lado... ¡Trágica es la vida del peatón, como saben!
5.
Este es, ante todo, un país muy religioso. Hay un gran interés en
general por todo lo que es religioso. Y mucho respeto por todo lo sagrado. Como
en el Hinduismo los dioses se cuentan por millares o por millones, uno más o
menos no importa. Se incorpora también al panteón religioso. Cualquiera que se
haga renunciante (samnyasi), no importa de qué religión sea,
cuenta en principio con las simpatías de la gente... Si mendigan, les dan de
comer. Y como no necesitan mucho... (Claro, puede ser también que entre ellos
hayan algunos “vividores” y algún que otro criminal que se escapa así de la
Justicia...)
Es verdad que hay graves conflictos
entre hindus y musulmanes. Pero en el día a día se ve que conviven, pues tod@s
forman parte de esta enorme nación. Me refiero a la gente de la base, pues se
cuenta frecuentemente aquí que algunos políticos y autoridades, en estos
tiempos de fundamentalismo, están más bien interesados en aumentar su caudal
político, su “rebaño”, así como su prestigio y su influencia, a base de azuzar
de vez en cuando a un@s en contra de otr@s, normalmente las mayorías en contra
de las minorías...
Y, como es sobradamente sabido,
históricamente hasta hoy el fundamentalismo, del tipo que sea, religioso,
cultural, político, social o económico, no ha resuelto ninguno de los
importantes problemas de los seres humanos... Más bien los ha agravado...[2].
6. En lo sociopolítico sigue candente el problema de los dalits
(literalmente, oprimidos), es decir, las castas inferiores y los sin
casta. Pocas semanas antes de que yo llegara aquí a la India, mataron en este
Estado de Maharashtra, a varias mujeres de una familia de dalits, por
conflictos de tierra, en el campo.
La respuesta no se hizo esperar. Hubo
manifestaciones violentas en Nagpur, enfrentamientos con la policía (por
entender que ésta no da la suficiente protección a l@s dalits
amenazad@s, ya que son parte de l@s últim@s), fuego y destrozos
sociales. Y el problema sigue candente. Aunque el movimiento de los dalits
no sea precisamente gandhiano en su estrategia de defensa noviolenta, da para
ver, a primera vista, que es un movimiento social en ascensión y con progresivo
desarrollo... Veremos a ver qué pasa en los próximos tiempos.
7. ¿Pobreza en la India? Pues sí, claro. Pero no tanta, a
primera vista, como esperaba. Para quien ha vivido en Centroamérica, esto no es
ninguna sorpresa. Se observa que la India está en un momento de crecimiento
económico intenso. Parece haber trabajo y condiciones para mucha gente en este
país de más de un billón de habitantes (junto con la China, un tercio de la
humanidad...).
Sin
embargo, falta mucho para que la distribución sea realmente equitativa. Aquí
podríamos entrar en una discusión más de fondo sobre modelos económicos, pero,
dadas las limitaciones de espacio-tiempo de estos escritos, prefiero dejarlo
para cuando me encuentre alguna vez entre ustedes...
Las mujeres
también forman parte de l@s dalits, porque no tienen claramente los
mismos derechos reales. Sobre esto también quería volver más despacio otro día.
8. Y termino por hoy con una corrección lingüística:
aunque el Diccionario de la Real Academia lo permite, no es realmente correcto
llamar a la gente de la India como “hindus”, porque “hindu” es la religión, no
la nacionalidad. Hay indi@s que no son hindus. Así que creo que debemos optar
por llamarlos sencillamente “indi@s” (est@s sí que son l@s “auténtic@s”...:
¡qué jugadas nos hizo aquel Colón!). En portugués tenemos la distinción entre
“indi@s” e “indian@s” (l@s de la India). En fin, como sea, aunque los llamamos
“indi@s de la India”, pero, por favor, por precisión histórica, no más ya
“hindus” (porque dejaríamos un poco más del 20% del país al margen...).
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Seguiremos
otro día, compartiendo otras noticias, vidas, culturas. Una vez más, el Mundo
nos aparece como multidiversamente Uno y creo firmemente que estamos más bien
llamad@s a una Globalización Intercultural y Solidaria, en el respeto mutuo, y
no condenad@s a la del capitalismo imperialista e inhumano que nos atenaza y
que todavía sufrimos...
Sigamos,
pues, caminando junt@s.
¡Un saludo
asiático desde la “Ciudad de las Serpientes”!
rui manuel
nagpur
25.12.06
[1] Los “pasos cebra” de acá me
recordaron, con mucho humor, aquella famosa “bienaventuranza” de un compañero
mío de colegio en España, allá por los años sesenta: “Bienaventurados los que
creen en los pasos de cebra, porque pronto verán a Dios”...
[2] Sociológicamente, a este
respecto, recomiendo el libro del profesor AMARTYA SEN, Identity and
Violence. The Illusion of Destiny, Penguin Books, London, 2006. Es probable
que ya esté traducido en castellano.