¡OTRA MENTE ES POSIBLE!
UNA NUEVA ESPIRITUALIDAD PARA UN NUEVO MILENIO
Me atrevería a afirmar que casi todas (por no decir: ¡todas!) las Revoluciones fracasaron por, entre otras importantes cosas, carecer de (la suficiente) Espiritualidad.
Revolucionaron algunos ámbitos sociales, sí, pero no pudieron revolucionar radicalmente (=de raíz) las conciencias de los hombres y mujeres implicad@s en ese cambio total. Faltó la Revolución Cultural, es decir, cambiar las mentes, las actitudes, los valores, las opciones fundamentales de los seres humanos en la Historia. Y, sin eso, las Revoluciones se vienen abajo.
En otras palabras, faltó Espíritu. Así, no llegaron a surgir verdaderamente la Mujer y el Hombre Nuev@s. Sin Espíritu, la Revolución (que es un Mega-Acto Colectivo del Espíritu) fue traicionada. No llegó a su fin “natural”. La Historia es así la constatación de las decenas (o miles) de Revoluciones traicionadas.
Por eso, para mí, la práctica de la Espiritualidad es un acto inmensamente político. Expulsar de nuestro interior el ego (=la estructura egocéntrica) es la tarea más importante para expulsar de nuestras “almas” al Sistema que queremos combatir. Sólo quien carece de ego puede ser verdaderamente solidari@.
La Espiritualidad comienza cuando nos damos cuenta de que somos cómplices del Sistema, de que lo fortalecemos, en nuestro interior, con las miles de obediencias cotidianas de nuestras acciones egocéntrico-insolidarias. Trabajar, con Atención Permanente, nuestras mentes es, por lo tanto, establecer un proceso de ruptura profundo, intenso, con la corrupción general, la mediocridad, la hipocresía, el miedo (que es el gran obstáculo anti-espiritual).
El entrenamiento espiritual es, por lo tanto, un acto político de liberación. El más fundamental de todos. La liberación es auto-liberación en proceso colectivo. Sólo así podrá emerger algo verdaderamente Nuevo.
Porque la pregunta fundamental continúa siendo: ¿Cómo generar lo Nuevo con mentes viejas? Y la mente, el ego, el pensamiento, es del pasado, es “el” Pasado, que proyecta todas nuestras estructuras introyectadas en nuestra praxis cotidiana. Por lo tanto, o nos liberamos de la Mente (y eso es la Espiritualidad, pero hay que entender bien esto), para que emerja libre el Espíritu, o no crearemos absolutamente nada nuevo, sino “Más de lo Mismo”.
En otras palabras, o nos liberamos del Miedo para ser originalmente nosotr@s mism@s o estamos condenad@s a querer y no poder: a reproducir (personal y comunitariamente) el pasado de esclavitud, de represoras socializaciones introyectadas, de praxis egocéntricas, que impiden en lo cotidiano revolucionarnos hasta lo Nuevo. No se construye nada Nuevo con mentes viejas.
Por lo tanto, la verdadera Revolución empieza hoy, aquí y ahora, y consiste en vivir total y unitariamente el Presente: en el momento en que grito un gigantesco ¡NO! y empiezo a trabajarme, con Amor sin esfuerzo. Quien pueda entender (es decir, practicar) esto, es quien puede comprender que no hay dos Revoluciones, la estructural y la interior, sino una sola Revolución: la interior-estructural, aquí y ahora, en lo cotidiano, desde y para un Presente Continuo.
¡BUEN “TRABAJO”!
rui manuel grácio das neves
managua